Beso en la frente.

277 33 18
                                    

1

—Su alteza—.

Kyle escuchó el llamado, pero decidió ignorarlo. Sabía quién le hablaba y cuál era el asunto que iba a salir a colación.

—Su alteza, escuche, por favor—.

Continuó caminando, comenzando a sentirse fastidiado.

—¡Su alteza, escúcheme!—.

No fue hasta ese grito, que Kyle se detuvo y miró al sujeto que tenía atrás, a tan solo dos pasos de distancia. Aquel hombre claramente no pudo evitar encogerse al apreciar el aura intimidante que desprendía.

—Chris Donnely— Habló, asegurándose de que su voz sonara fuerte e imponente— Esta es la primera y última vez que osas alzar la voz a tu rey—Declaró, amedrentando al hombre que se veía asustado— Sé cuál es tu preocupación, ya me han dado las noticias ¿Hubo heridos?—.

Aclarando la garganta y dejando de lado el miedo que sintió, Chris volvió a erguirse.

—No, su majestad. No hubo heridos, pero han vuelto a robar el oro de algunos habitantes—.

Kyle guardó silencio un momento.

—Compensa a esas personas entonces, repongan el oro que perdieron—.

—Pero su majestad, no puede reponer siempre el oro que los sucios humanos nos roban, debe hacerse cargo de ellos, debe dar la orden de cazar a ese bribón de Feldespato, debe...—.

—¡Silencio!—Gritó, cortando aquel discurso. Los ojos verdes de Kyle se oscurecieron de una súbita rabia y fue tanto su enojo, que los guardias cercanos a ellos desenfundaron sus espadas, apuntando al consejero —¿Te atreves a dudar de mis decisiones?, ¿O acaso cuestionas que no son las correctas?—.

—No, su majestad, pero soy su consejero y mi deber es—.

—Tu deber es aconsejarme cuando te lo pido y no recuerdo pedir tu opinión para esta decisión ¿O me equivoco?—.

Chris volvió a encogerse en su lugar, impotente, bajando la mirada. Su labio parecía temblar por la ira que estaba conteniendo.

—No se equivoca, su majestad—.

—Bien— La expresión de enojo abandonó el rostro de Kyle y sus labios formaron una sonrisa—Ve, entonces. Cumple con la orden que te asigné— por unos segundos los ojos de Kyle volvieron a oscurecer — No quiero más quejas sobre este asunto—.

Chris de inmediato dio una reverencia, haciendo que los guardias volvieran a guardar sus espadas, permitiendo que pudiera marcharse.

Kyle no siguió avanzando, se quedó de pie a mitad del pasillo, escuchando tranquilo, pacientemente, como los pasos de Chris se perdían en la inmensidad de su castillo. Cuando no fue capaz de sentir el resonar de las pisadas, habló.

—Pueden irse a descansar todos, a excepción de Stan— ordenó a sus guardias, quienes rompieron filas y comenzaron a marchar. No se volteó a mirarlo hasta que el último de sus subordinados abandonó el largo pasillo.

Stan se quedó de pie, firme. Kyle sonrió ante esto, su amigo se tomaba muy en serio su papel de guardia.

—Ya, puedes dejarlo— Habló, mirándolo con una sonrisa en el rostro.

Stan bajó un poco sus hombros y curvó ligeramente su espalda. Ahora se veía relajado, pero seguía alerta.

—¿Sucede algo?— preguntó con cautela, acercándose un poco hacia su rey.

—No realmente— respondió utilizando el mismo tono prudencial que su amigo.

Entonces algo pareció brillar en el cerebro de Stan.

Cryle Flufftober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora