Capítulo 11

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Lia:

Soy capaz de sentir como trago poca saliva con dificultad, eso me lleva a sentir resequedad en mi garganta, en verdad me siento sedienta. Poco a poco voy abriendo los ojos, la luz del sol me hace cerrarlos nuevamente, esto me lleva a un deja vu, cuando estaba en el hospital, después del primer ataque.

Cuando mis ojos logran asimilar la luz solar, me tomo el tiempo de volver a abrirlos, rebuscando en la habitación, se a quienes estoy buscando, pero no los encuentro en ningún lado, la soledad se cierne sobre mí, sin embargo, como si estuviesen esperando que despertara, dos golpecitos en la puerta me hacen entrar en la realidad. Cuando musito un suave "adelante" se deja ver la figura alta y musculosa de Artur, junto con ese cabello en pequeños tonos rubios que sinceramente lo hace ver demasiado atractivo.

Espera, ¿en serio pensé eso?

- ¿Cómo te sientes? – es lo primero que dice al verme en mi estado soñolienta, entra con una muda de ropa entre sus manos, las deja en el tocador que se encuentra cerca del sillón donde estoy segura de que Dante durmió la noche anterior.

- Pues pareciera que el golpe en la cabeza nunca sana, pienso cosas realmente extrañas. – respondo mientras recuerdo en lo anterior.

- Bueno, lo de que pienses cosas extrañas, me imagino que estaba mucho antes de que recibieras el golpe en tu cabeza – responde divertido, lo único que soy capaz de hacer es una reacción burlesca con mi rostro haciendo que el ría. Su risa, realmente es atractiva. – Yo... en verdad, quería disculparme contigo. – dice luego de un momento.

- ¿Por qué? No me haz hecho nada malo, ¿Por qué tendrías que disculparte? – busco un vaso con agua en las mesitas de noche y sabiendo que siempre suelen dejarme uno cerca, diviso el vaso con el líquido refrescante, tomo un sorbo largo.

- No pude protegerte. – el agua se atasco en mi garganta, haciéndome toser. No se como sentirme con esa frase. - Oye, con calma, es simplemente agua. – se acerca a mi y me retira el vaso de entre mis manos.

- Lo siento – musito cuando tengo cordura nuevamente – No es tu culpa lo del ataque, no sabias que eso iba a suceder, además, no es necesario que estes absolutamente todo el tiempo detrás de mí, necesitas respirar también. – toco mi cabeza sintiendo el vendaje.

- Lo sé, solo que sé que es mi trabajo, pero en realidad siento que debo protegerte de todo, y no me refiero únicamente por mi trabajo, es solo que... - se queda callado, como si pensara que decir.

- ¿Es solo que...? – lo imito tratando de animarlo a que siga hablando.

- Te considero un ser demasiado importante para mí – se sincera – Y la verdad, en este poco tiempo que hemos pasado juntos, he logrado tomar un cierto aprecio hacia ti, y se que debo protegerte con mi corazón, alma y cuerpo. Y no solo lo digo como tu guardaespaldas personal, si no como...como un amigo que desea verte bien.

No se qué decir, la verdad, no esperaba nada como esto en absoluto, pero también no se siente correcto, pareciera que el no debe de sentir ese tipo de sentimientos hacia mí, aunque debo admitir que Artur es de muy buen aspecto, pero no quiero tener ilusiones antes de tiempo. Además, el hecho de que el y yo tengamos algo, seria el despido absoluto de su cargo para y una terrible reprimenda hacia mi de parte de Franco seguramente, debo bajar el tono de este momento.

-Se que puedes sentirte responsable por lo sucedido, es tu trabajo protegerme, pero como repito, no sabias que el ataque iba a darse. – trato de mantener mis emociones extrañas a raya. – Quédate tranquilo, estoy bien, además, se que trabajas en conjunto con mis hermanos por mi bien. – me siento en la cama.

Los Hermanos RissoWhere stories live. Discover now