┊ ┊ ━─━─ [𝗢𝗺𝗲𝗴𝗮𝘃𝗲𝗿𝘀𝗲]━ ◌ ━─━─
Sus sueños se habían roto junto a sus esperanzas, junto a sus oportunidades.
Isagi Yoichi siempre había amado el fútbol, era su más grande pasión y sueño en la vida, no obstante, un accidente hizo que aquel a...
“El sol es débil cuando se eleva primero, y cobra fuerza y coraje a medida que avanza el día. - (Vieja tienda de curiosidades, Charles Dickens)
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Isagi puede sentir como su corazón latía con fuerza, como su pecho se movía y se aceleraba con clara emoción. Sus grandes iris azules miraban la escena con atención, con admiración de todo lo que estaba logrando Ego; de todo lo que habían logrado. Le admiraba, ahora lo sabía.
Si antes solo tenía respeto hacia ese hombre ahora eso se trasformaba en admiración. Joder, ¿Acaso Ego era un maldito demonio del infierno? Porque no había dudas, sólo un mismo ángel del pecado lograba hacer tanto mal en simples jóvenes. Plantar, por así decirlo, el inicio de un juego perverso hasta crear un mismo villano en el corazón de un héroe.
Su interior burbujeaba, extasiado de ver como todos los planes que habían hecho desde un inicio comenzaban a tener sentido, comenzaban a tener una trayectoria.
Exhalo con fuerza, expulsando todo el aire que había retenido en sus pulmones y todas las emociones juntadas que chocaban en su interior; ¿Felicidad? ¿Orgullo? ¿Enojo? O, ¿Miedo quizás? No sabía, todas ellas burbujeaba, chocaban y dejaban un revoltijo dentro de él. Pero, con todo eso lo único que podía sentir con claridad era; placer, la palabra correcta para marcar lo que sentía en esos momentos.
Ver a todos esos chicos, desde Alfas hasta Betas cruzar las puertas sin saber que infierno se les avecinaba, que final o rumbo tomarían era… excitante.
Él, el les haría ver que tomaron la peor dedición de su vida. Les verá llorar, sufrir y gritar, tan tristes y solitarios que la única manera de explicar la complacencia que sentiría era, inimaginables. Honestamente, si ahora ya sentía la felicidad de ver morir sueños y este juego ni siquiera había iniciado, no puede esperar para que esto realmente comience.
Su sonrisa se ensancha, agraciado, quería reír, carcajearse de lo que estaba por venir. Quería, quería…
──Aburrido.
Una voz retumba en la habitación, suave, Serena; aburrida. Isagi mueve sus ojos, desconcertado. Creía que todos habían cruzado ya las puertas.
Da un paso enfrente, aquel que había retrocedido antes y lo ve, por la pantalla aún encendida de Anri ve a la causa de tan monótono tono y tan confusas palabras.
