┊ ┊ ━─━─ [𝗢𝗺𝗲𝗴𝗮𝘃𝗲𝗿𝘀𝗲]━ ◌ ━─━─
Sus sueños se habían roto junto a sus esperanzas, junto a sus oportunidades.
Isagi Yoichi siempre había amado el fútbol, era su más grande pasión y sueño en la vida, no obstante, un accidente hizo que aquel a...
"Lo que llamamos casualidad No es ni puede ser causa ignorada De un efecto desconocido"
─volteire
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Pará el menor de los Isagi no le fue muy difícil físicamente adaptarse a su nueva rutina de vida. Una vez su lección había sido curada tras varias cirugías y terapias, y con sus ligamentos nuevamente sanos ──pero aún más frágiles que los de un omega normal──, volvió a iniciar el año escolar, ahora en una nueva escuela. El primer año en la preparatoria Ichinan fue, en lo que se puede decir; normal. Ahora que su mente y cuerpo no estaban en el fútbol sus talentos fuera de el deporte comenzaron a despertar, una de ellas era la "inteligencia académica" aquella a la que todos los maestros intentan darle a los alumnos. Y qué, sólo muy pocos tienen la habilidad de tenerla tan natural como él la poseía. Pará alguien como Yoichi la escuela era la mejor forma de engañar a su mente, a su cuerpo y a su corazón.
Porque si, le dolía no jugar más fútbol, su corazón palpitaba dolorosamente cada vez que pasaba por el campo de la escuela y veía a sus compañeros jugar, correr y practicar. Él quería hacerlo también, quería volver a pisar el césped y correr tras el balón, luciendo sus habilidades y sus fortalezas a sus contrincantes.
Quería sentir volver a sentir emoción, tranquilidad y satisfacción en algo que hacía, no importando nada más allá del triunfo. Quería volver a sentir la adrenalina de tener el último gol en tus manos, de la euforia de las tribunas, de la esperanza en tus compañeros. Pero, sabía, perfectamente que aquello jamás podría volver a ser, oh no lo mismo.
Yoichi aprieta su agarré a medida en que suelta el aire, sintiéndose patético en el acto por sus pensamientos, tan intrusivos como de costumbre. Sus pasos se vuelven más rápidos, menos consistentes al igual que su mirada que ahora se retiene sólo en el camino de ladrillos, piedras y cemento de el patio delantero de la preparatoria Ichinan.
En sus manos llevaba los exámenes de la última prueba y, como lo había supuesto él tenía las notas perfectas. Todas las respuestas de su examen superaban a las de sus compañeros, incluso observó como, inconscientemente había agregado más información de la necesaria en algunas preguntas abiertas. Debía sentirse feliz ¿No? Estar ya a nada para su segundo año y ya estar en el cuadro de honor es todo un privilegio, ser el orgullo de tus padres es todo lo que un chico podría desear, tener el reconocimiento tanto de tus profesores como el de tus compañeros aún a pesar de tu segundo género es algo de admirar. Sin embargo, aún con todo aquello ¿Por qué siente como si todo eso no valiera nada?
Porque se siente tan... vacío..
Sentía soledad aún a pesar de siempre estar rodeado de personas, sentía inconformidad aún a pesar de siempre estar siendo alagado, sentía tristeza aún a pesar de siempre estar sonriendo y bromeando con sus compañeros. Todos sabían lo que le había pasado, muchos de sus compañeros tratan de ignorar ese hecho, para no ponerlo incómodo preguntando cosas que seguramente serían dolorosas para él, lo agradecía, realmente lo hacía pero aún así no puede evitar sentirse fuera de lugar cuando los murmullos comenzaban .
