¿Young-Shin?

— ¿Mi niña? ¡Yah, yah! No hagas eso — las cálidas manos de Jang-Soo tomaron mi rostro alejándome de mis pensamientos, haciendo que mi mirada se conectase con la suya de forma rápida, reteniendo bajo su brazo la botella de bloqueador solar que habíamos sacado anteriormente de mi mochila.

— ¿Qué cosa? — fingí ser inocente colocándole ojos de bambi, tratando de aprovechar la ventaja que tenía sobre él al saber que eso había funcionado en muchas ocasiones.

Solo que en esas ocasiones lo hacía sin darme cuenta, probablemente ahora no funcione porque lo estoy haciendo a propósito.

No me gusta manipular a la gente, pero tampoco quiero que me regañe por sobrepensar las cosas.

— E-Eso no va a funcionar, ¡Deja de hacer eso! — señaló con un dedo acusador mis ojos, esquivando mi mirada mientras esperaba que dejara de hacerlo. Bajé la mirada a mi arma.

— Está bien — respondí entre dientes. Apenas escuchó mis palabras se apresuró a volver a colocarse frente a mi, agachándose.

— Escucha con atención — asentí. Se volvió a poner recto mientras que con sus manos abría la botella de bloqueador y se echaba un poco en las manos, para después hacerme un pequeño ademán ordenándome que cerrara los ojos así que obedecí, sintiendo segundos después sus manos echando el frío líquido sobre mis mejillas. — Sé que el simple hecho de que te aconseje que hagas esto o lo otro no va a cambiar esa mala costumbre que tiene tu mente de sobrepensar todo, pero eso no significa que no te diré nada para calmarte. — terminó de echar bloqueador en mis mejillas y pasó a mi frente y demás partes de mi rostro, haciendo una pausa para coger un poquito más de bloqueador. Y lo sé porque escuché el sonido de la tapa de la botella.— No te preocupes mi niña, tómate la situación como un cambio de salón. Imagina que la escuela es tan grande como para tener el tamaño de tres escuelas juntas y que el salón de la próxima clase, que en este caso vendría siendo una que consiste en tirarle una gomita a tu profesor y esperar que éste la tome con su regla, está cruzando ese largo pasillo. Imagina que yo voy a tu lado cuidándote y protegiéndote de toda persona extraña que intente acercarse a tí, mientras nos reímos por lo rara que es la clase a la que nos estamos acercando. — concluyó su relato y yo abrí mis ojos sintiéndome un poquito menos estresada, encontrándome con su mirada atenta sobre la mía y sintiendo como acariciaba mis mejillas aún mojadas de bloqueador.

— Si lo piensas, sería una clase demasiado extraña — reí provocando que de manera casi instantánea él también riera, asintiendo.

— No fue la mejor interpretación que encontré pero me alegra saber que por lo menos entendiste mi punto — aceptó entre risas y yo asentí, asegurándole que entendí sus palabras por completo.

— Está bien amor. — acerqué mi mano a la botella de bloqueador y la tomé, echando un poco en mis dedos. — Ven, tu también debes echarte — aseguré guiando mis manos a su rostro, colocándome de puntillas al no alcanzarlo correctamente.

Bendito poste hermoso de casi dos metros.

Me quejé intentando alcanzarlo por segunda vez, sintiendo un calor subir a mis mejillas cuando escuché una pequeña carcajada de su parte mientras qué hacía lo mismo que yo, logrando que se me hiciera aún más imposible alcanzarle.

— ¡Jang-Soo! — golpeé su brazo izquierdo. — Se hará tarde y no puedes exponerte a tanta luz solar sin bloqueador, puede ser malo para la piel. — aclaré. Desde pequeña había tenido uno que otro problema con eso, pero seguramente era porque no salgo casi y al exponerme siempre me salía algo raro en la piel.

𝗤𝗨𝗜𝗘𝗧 • 𝗗𝗨𝗧𝗬 𝗔𝗙𝗧𝗘𝗥 𝗦𝗖𝗛𝗢𝗢𝗟.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora