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Huele a hipocresía - Yeon Bo-Ra.

De nuestras compañeras, Ae-Sol y yo éramos las únicas que aún no habíamos conseguido salir de debajo de la cama de alambres. En mi caso, por más que tomase impulso con mis piernas e incluso con mis codos, no lograba más que avanzar con lentitud y aumentar el dolor que ya sentía. Me aturdió más el hecho de ver como algunos ya habían completado los obstáculos y por ende iban a repetir la cama de alambres, pero aquí estaba yo aún sin poder salir.

Apreté el arma entre mis manos al sentir como mi cabello empezó a salirse del casco y por ende a llenarse un poco de arena.

No me importaba tanto sudar porque de todas maneras soy de esas personas que no sufre de mal olor en las axilas y otras zonas, y tampoco sudo con facilidad. Lo que si odio es que quedaré toda pegajosa por el sudor y la arena.

Cerré los ojos con fuerza y gruñí al sentir como la arena empezó a entrar a mi camiseta escolar, llegando poco a poco a aquellos lugares que el sol no alcanza a iluminar.

Por ahí no, por favor ahí no.

— ¡Sal de ahí! — volvió a exigir el primer teniente al notar como a pesar de ser las últimas aún no salíamos. Y aún faltaban cinco vueltas más.,

¡Eso estoy intentando señor me-obligaron-a-venir! ¡No me grite que con usted también estoy enojada!

Bufé satisfecha en cuanto vi como el final de la cama de alambre parecía mostrarse ante mis ojos, bajé la mirada y acomodé el arma entre mis senos, estiré las manos hasta el borde de la cama de alambres y traté de impulsarme hacia adelante, pero fallé.

¿Acaso estaba ejerciendo la fuerza de impulso al revés?

Volví a intentarlo nuevamente, fallando. Y ver de reojo como Ae-Sol lograba salir no me ayudó en absoluto.

Mamá, papá, aveces me enoja que me hayan criado de manera tan delicada y sobreprotectora.

Unas manos callosas tomaron las mías y me asusté al sentir como era jalada como un costal de papas hacia afuera de la cama de alambres. Grité cerrando los ojos cuando mi rostro casi es golpeado contra el borde y jadee cuando me sentaron, abriendo los ojos al darme cuenta que no me había golpeado.

¡Uf! Eso estuvo cerca.

El soldado Kim me incitó a seguir dándome toquecitos en los hombros y me volteé rápidamente tratando de levantarme, tropezandome con mis piernas cuando éstas cedieron levemente.

Ey, ¡No no no! ¡Hoy no! Pueden tener dolor y querer ceder pero ¡Not today!

Ignoré el dolor y me levanté dirigiéndome hacía unos enormes tubos que estaban acostados en la arena, por el cuál pasé con cuidado de no golpearme en el intento, aturdiéndome cuando escuché el chillido que salía de mi garganta cada vez que inhalaba y exhalaba.

Escuchar eso no es bueno, ¡Significa peligro!

Nota mental: decirle a mi novio que me enseñe un método de respiración para cuando esté entrenando.

Salí del tubo metálico volviéndome a tropezar con mis pies al sentir como mi cabeza punzaba, viendo como empezaban a salir estrellitas alrededor de Na-Ra.

No importa el mareo, tu sigue adelante.

No demuestres debilidad.

No importa si Na-Ra empieza a ¿Caminar hacia atrás? Bueno, no importa.

Llegué a unos neumáticos pegados entre si en la arena y dudé por un momento, desconfiando de mi misma y de las pocas fuerzas de mis piernas.

¿Podré pasar los neumáticos sin caer? Están unidos entre sí, así que es probable que sea más fácil por su cercanía.

𝗤𝗨𝗜𝗘𝗧 • 𝗗𝗨𝗧𝗬 𝗔𝗙𝗧𝗘𝗥 𝗦𝗖𝗛𝗢𝗢𝗟.Where stories live. Discover now