30. ¿¡Él otra vez?!

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"Te amo"

¿Quién habría dicho, un par de meses atrás, que el chico de la casa de enfrente, con la motocicleta intimidante y los rizos de oro acabaría a mi lado, susurrando esas palabras con tanto amor?

—No tienes que responder si no quieres —se apresuró a decir Drake—. No lo dije para que te sintieras obligada a...

Atraje su mano, la que había pasado por detrás de mi cabeza para acariciar mi hombro, y le dejé un beso entre la unión su índice y su pulgar. Sus dedos olían a una mezcla del jabón del baño y la tarta de manzana que estuvimos comiendo mientras hacíamos la tarea.

—También te amo, tonto.

Cuando alcé la vista, me encontré con su rostro. Sus orejas estaban rojas y sus labios ligeramente separados.

—No me mires así.

Apartó la mirada, avergonzado. Sonreí, son su piel contra mis labios, sin soltar su mano. Le di un suave mordisco para llamar su atención. Él se quejó, pero volvió sus ojos hacia mí.

—Pórtate bien —me regañó antes de bajar y darme un beso.

—Como si fuera a hacerte caso.

Lo volví a abrazar. Él bajó su mano libre y acomodó una de mis piernas sobre las suyas. Estaba segura de que nos habríamos quedado un rato largo de esa manera de no ser por el golpe que dio una de las ramas de afuera contra la ventana.

Los dos nos sobresaltamos. Mordí a Drake por accidente en el labio y él me presionó contra su cuerpo. Cuando miré por encima de mi hombro, a la ventana, vi la cortina cerrada, pero la sombra de las hojas y las ramas dibujaban sus siluetas en la tela gracias a la luz de la luna llena. La lluvia no había cesado, sino que se había convertido en una fuerte tormenta.

Me senté, con la mano apoyada en su pecho. Las mantas se deslizaron hasta mi cintura.

—Esto es como una película de terror —lo molesté—. Ahora me levanto y reviso la ventana, pero resulta que el asesino en realidad está escondido debajo de la cama.

Drake miró mi cuerpo antes de subir a mis ojos y volví a sentir una oleada de calor. Ahora no había una sola parte de mí que él no hubiera visto ya.

—Confío en que me protegerás —bromeó.

—Tú sabes que en las películas de terror la pareja muere primero. Ahora que lo pienso ¿Recuerdas si cerré bien la puerta del fondo?

Su sonrisa se borró.

—No es divertido.

Me puse seria y negué con la cabeza.

—No, hablo en serio.

En ese momento se oyó el chirrido de una puerta abrirse. No vino del cuarto, sino del piso de abajo. Drake me levantó las cejas, como si creyera que aquello fue obra mía. Yo me congelé.

—Muy graciosa.

—No fui yo.

Los dos compartimos una mirada. No me atreví a moverme, por temor a oír otro sonido, pero no se volvió a escuchar nada más. La mano de Drake me sostuvo por la parte baja de la espalda y de ahí no se movió. Él también parecía estar guardando silencio por si percibía algo.

—Ha de ser el viento —murmuró.

—¿Y si es mi padre? —susurré. Sentí su temor—. Aguarda.

Me levanté de la cama y busqué en el suelo cualquier prenda para cubrirme. Encontré su playera –que en realidad era mía– junto a mi ropa interior. Mis pantalones colgaban de la punta de una silla. Tropecé con mis pantuflas mientras metía las piernas dentro del pantalón del pijama, pero recuperé el equilibrio cuando me sostuve de la cómoda.

Cambio de corazónWhere stories live. Discover now