𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐈

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El timbre que sonó fuera del aula advirtió a los alumnos de que aquella clase había terminado. El alumnado estaba desesperado por salir de allí corriendo y eso que solo había pasado una semana desde que empezaron las clases. No obstante, antes de que pudieran levantarse de sus asientos, la profesora sacó una pequeña libreta de su bolso y carraspeó antes de comenzar a hablar.

—Supongo que no estaréis al corriente así que os informaré antes de que sea muy tarde. Para esta asignatura se os pide realizar un trabajo en equipos de dos que contará bastante en la nota.

Todos en la clase comenzaron a mirarse unos a otros mientras cuchicheaban y se señalaban, dando a entender que querían formar pareja. Sin embargo, la profesora volvió a hablar con un tono más elevado para llamar la atención de todos.

—Vuestro compañero de equipo será la persona que tengáis al lado y nada de cambiaros de sitio, ya os tengo fichados.

En cuanto la mujer salió del aula, un gran murmullo se formó en esta. Algunos rechistaban mientras otros sonreían victoriosos. Este era el caso de Jiwoong y Matthew, quienes mantenían una agradable conversación sobre que tema escogerían y como así tendrían una excusa para verse más seguido. Por desgracia, no ocurría lo mismo para Hanbin. Desde que la profesora había salido del lugar, su compañero —el cual ahora conocía como Zhang Hao— se había dedicado a rechistar por lo bajo mientras le dirigía miradas de desaprobación. A pesar de ello, el pelinegro se limitó a sonreírle mientras guardaba sus cosas en su maletín.

—¿Te parece bien si quedamos mañana para ir planteando el trabajo?

Silencio. Aquella fue la respuesta que obtuvo de su compañero.

—Zhang Hao, te estoy hablando- Hanbin no se dio cuenta pero aquella frase salió de su boca en un tono más elevado del que deseaba utilizar, captando la atención de varios de sus compañeros.

Al notar como estos los miraban, el castaño suspiró y se levantó de su asiento para acercarse al pelinegro.

—Está bien pero lo haremos en tu casa.

—¡Claro! Podrías venir a comer. Mi madre hace un Kimchi Jjigae de muerte.

—No, gracias, para eso tengo a mi chef privado.

El silencio reinó entre ambos de nuevo antes de que Hanbin decidiera romper el hielo.

—Está bien... Entonces podemos quedar a las 6pm en mi casa.

Zhang Hao asintió para luego salir de aquel lugar a paso rápido. Por suerte, sus compañeros habían abandonado el interés por aquella conversación así que sus amigos no se percataron de cuando había salido a excepción de Matthew, quien había estado atento a toda la plática de ambos chicos. Después de aquello, Hanbin no tardó en reunirse con él y con Jiwoong fuera del aula. Juntos se dirigieron a la cafetería para degustar el almuerzo. Aquel día servían Japchae acompañado de algunos entrantes.

—¿Podrían dejar de servir los mismos entrantes cada día? -Se quejó Jiwoong mientras se sentaba justo delante de Hanbin en una de las mesas del lugar.

El pelinegro rió antes de posar su vista en una mesa que se encontraba no muy lejos de ellos. Allí se encontraban Matthew junto a Zhang Hao y dos chicos más. Sabía que la pareja de su amigo conocía a su compañero de trabajo pero lo que desconocía era su confianza con este.

—¿Qué te pasa? ¿Es por el chino rico?-Su amigo se giró no muy descarado para mirar a la mesa del susodicho-.Estoy harto de él. Si no fuera porque Matthew es su mejor amigo, ya le hubiera dado una paliza.

No es que Hanbin fuera un gran fan de la violencia así que se limitó a seguir comiendo mientras pensaba en sus cosas. A la hora de la salida, se despidió de su amigo para luego esperar al bus que lo llevaba hasta su casa. Mientras lo hacía, se percató de que un coche lujoso se encontraba aparcado en la entrada de la universidad. Y como era de esperarse, Zhang Hao entró en él minutos más tarde.

Al llegar a su casa, lo primero que hizo fue tomarse una ducha para luego estudiar durante un par de horas. Para la noche, su madre entró a su cuarto con un plato de delicioso Tteokbokki. La mujer dejó a un lado la comida para observar como su hijo trabajaba en los temas para su trabajo.

—Mamá, mañana vendrá un compañero de clase a hacer un trabajo muy importante y probablemente tengamos que quedar más seguido así que... Por favor, procurad no molestarnos mucho.

Esta asintió para luego depositar un casto beso en la frente de su hijo y retirarse, cerrando la puerta tras de sí. Hanbin decidió dejar de estudiar para cenar y luego acostarse. Al día siguiente, las horas en la universidad se le pasaron bastante rápido y, para cuando quiso darse cuenta, ya se encontraba en su casa esperando a que llegase su compañero.

El pelinegro no sabía porqué pero se sentía bastante angustiado. Y esta angustia aumentó cuando el reloj que adornaba la pequeña cocina dio las 6pm y el timbre de su casa sonó, haciendo que se sobresaltara. No se esperaba que fuera tan puntual.

兄弟間 𝐔𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐢𝐭𝐲 // BOYS PLANET AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora