Capítulo 1

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Zhamira Johnson

Meses antes...

—No te vayas, no me dejes —le supliqué con lágrimas en los ojos y arrodillándome a sus pies. 

—Zhamira, no hagamos esto más dramatico, por favor—dijo con voz dura tratando de levantarme del suelo, pero yo estaba renuente a hacerlo, lo único que quería era despertar de esa horrible pesadilla en la que me encontraba. 

No quería seguir dándome cuenta que mi esposo, el que consideraba el amor de mi vida, me estaba dejando por alguien más. 

Dolía saber que no era suficiente para él, dolía porque le entregué mi vida entera y aún así le importó muy poco romper mi corazón como lo estaba haciendo. 

Luego de forcejear un poco, finalemente logró zafar sus piernas del agarre de mis brazos y se terminó de alejar para tomar su maleta ya hecha encima de la cama. 

—¿Qué me faltó como mujer, Jack?  —me atreví a preguntarle finalmente con la voz rota y las lágrimas corriendo por mis mejillas sin cesar.

No tenía las fuerzas suficientes como para levantarme del suelo, pero al ver como me ignoraba y pretendía irse sin darme una respuesta, al menos una sola razón de su partida, me levanté rápidamente y lo tomé por un brazo impidiendo que pudiera irse.

—¿¡Qué carajos me faltó como mujer como para que quieras irte con otra y abandonarme?! —le grité completamente desesperada por escuchar lo que tenía para decirme, pero en cambio lo que recibí fue en beso en la frente de su parte.

Con asco me limpié la zona dónde me besó y le impedí el paso a la puerta de la habitación, la tristeza se había esfumado finalmente, en su lugar había llegado la rabia y el resentimiento.

—Dejame salir o no respondo, Zhamira —advirtió con los dientes apretados y solté una carcajada al oírlo.

—¿Qué me harás? ¿Me vas a golpear hasta que finalmente pierda la conciencia para así poder irte? —le pregunté acercándome más a él y, en silencio, disfrutando por última vez el olor de su perfume, ese que le había regalado en nuestro aniversario número tres.

No dijo nada y me hizo a un lado con su mano libre, pero al ver como sostenía la maleta con sus cosas con tanta determinación, finalmente la rabia terminó de hacer estragos en mí.

Se la quité de las manos, la lancé lejos de nuestro alcance, lo encaré y comencé a golpear su rostro y pecho tan fuerte como mis manos me lo permitieron.

—¡¿Qué te dió esa mujer que yo no, Jack?! —le grité golpeando su cuerpo sin cesar y él como pudo esquivó mis puños, pero supongo que llegó un momento donde no aguantó más, pues tomó mis muñecas y las apretó mucho haciéndome daño.

Aunque claro, el daño que me hacía al romper mi corazón de esa forma no se comparaba a ningún otro dolor físico.

—Necesito que te calmes, los vecinos van a pensar que está pasando algo malo y va a llegar la policía —dijo con voz dura y los dientes apretados, pero yo solo quería una respuesta, quería saber por qué.

—¡No me voy a quedar tranquila hasta que me lo digas, maldita sea! ¡¿Qué carajos te dió ella como para que tires tres años de matrimonio a la basura así como si nada?! —grité con todas mis fuerzas y, para mí sorpresa, él me abrazó fuertemente mientras yo lloraba sin cesar.

—Ella me dió lo que tú en tres años de matrimonio no pudiste darme, Zhamira —hizo una breve pausa suspirando y luego continuó —:  Ella tiene a mi primogénito en su vientre —susurró en mi oído y sentí como mi mundo se desmoronaba en ese preciso instante.

AlevosíaWhere stories live. Discover now