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BOKUTO HA LEÍDO CINCO LIBROS EN EL ÚLTIMO MES, ha desplazado los mangas que ahora lee exclusivamente los fines de semana. Pero es que se consigue intrigado sobre con qué libro aparecerá el chico —que ahora conoce como Akaashi gracias a Kageyama— ,cada vez que termina simultáneamente uno.
Amor, tragedia, histórico, humor...cada libro ha sido distinto, ya Bokuto ha creado una imagen idealista sobre él, ahora queda confirmar su percepción.
Hay veces en que el bicolor se adelanta unos cuantos capítulos y solo puede imaginar cómo sería la reacción del chico ante las acciones del personaje, sintiéndose orgulloso de sí mismo cuando nota que Akaashi responde justo como lo pensó.
Bokuto también noto un patrón, Akaashi no va los fines de semana, pero se queda los viernes hasta tarde, los lunes llega antes que él y el resto de la semana media hora después. Si el calendario mental del bicolor no falla, hoy no tendría que preocuparse por seguirle la lectura a Akaashi, es sabado asi que podría seguir con sus mangas pero...
—Oh dios, lo siento mucho. —unas manos un poco más pequeñas toman a Bokuto por los brazos ayudándolo a retomar el equilibrio tras el impacto de ambos cuerpos—
El más bajo ladea la cabeza al ver que Bokuto se le ha quedado viendo sin expresión alguna en su rostro.— ¿Estás bien?
—Ah sí, ¡Estoy bien! —Bokuto se apura con su respuesta y se agacha a recoger los textos que cayeron—
"Entre Cielo, Tierra e Infierno: pecados de vidas pasadas" de Adriá Spadea cayó al lado del décimo y decimoprimero volumen de Kuroshitsuji.
Bokuto ya terminó el libro, y por donde puede ver el separador de Akaashi es capaz de decir que está cerca del desenlace del nudo de la historia. Puede apostar que el chico gritara con el final.
—¡Esto es tuyo! Y estos son míos. —el bicolor le tiende el libro al azabache intentando no vomitar palabras que no debería—
Palabras como: eres hermoso, me gustas, ¿de qué planeta vienes? ¿eres de la nueva generación de cyborgs? he leído los mismos libros que tú este último mes porque no se como acercarme a ti y es mi única forma de conocerte, eso y mucho más.
—Gracias, —Keiji toma el libro con algo de nerviosismo, nunca antes había visto a este chico y se maldice por no haberlo hecho, es adorable.— Soy Akaashi Keiji.
El pánico de Bokuto llega a un pico más alto cuando el dueño de sus pensamientos le extiende la mano esperando por reciprocidad, la cual llega rápido con un estrecho algo bruto.
—¡Bokuto Kotaro, un placer! —el recién presentado deja de mover su mano frenéticamente cuando uno de sus mangas por poco se cae otra vez—
Akaashi no había notado que eran los textos que el bicolor cargaba, tampoco los pines que decoran las correas de su mochila y mucho menos el dije de lo que cree reconocer es un anime que cae de su cuello.
Sabía que él no podía ser tan perfecto...es un otaku.
—Y-yo debo ir a la barra, un placer conocerte Bokuto-san.
Los pasitos cortos y apurados del chico son adorables para Bokuto, sin embargo, su momento de adoración termina cuando un brazo intenta pasar alrededor de sus hombros pero la diferencia de altura se lo dificulta un poco.
—Ni yo huyo tan rápido de Kageyama como ese chico de ti. —Shoyo veía toda la interacción de ambos adolescentes desde su escritorio, pero no pudo evitar acercarse cuando el pelinegro salió corriendo— ¿Qué le dijiste?
—Nos tropezamos, se nos cayeron las cosas, le di su libro y nos presentamos, ¡No nos dijimos más nada!
—Demonios, creo que fue el olor a otaku que emanas lo que lo espanto.
Que Shoyo sea menor que Bokuto por un par de años no la perdona de recibir un ligero golpe en la espinilla por lo dicho.
—Yo no huelo a otaku, yo si me baño todos los días...casi todos los días. —Bokuto comienza a desesperarse, su amigo puede que tenga razon— ¿Qué hago ahora, deberé cambiar?
El plan que Hinata tenía desde un principio si era el de cambiar por completo a Bokuto, hacer que saliera de esa estereotipada caja de ser otaku, convertirlo en un conocedor profundo de la literatura y hacer que olvidara sus gustos por lo menos al frente de su crush, pero eso sería engañar a Akaashi con mentiras. Ahora tiene que ser todo lo contrario.
—¡No tienes porque cambiar! —la mirada de Shoyo va a detras de Bokuto, a alguien que los ve conversar y que el menor espera entienda las intenciones del bicolor— Si no le gustas como eres entonces no valdrá la pena.
—Pero es que me gusta mucho, Shoyo...
—¡Entonces acércate y demuéstralo! Ese chico debe saber no porque te gusten los mangas eres un cero a la izquierda entre sus lista de pretendientes.
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