Capítulo 5

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La primera ocurrencia de Colin fue intentar ir tras ella al ver que Penelope fue en dirección contraria a la suya. Necesitaba que le diera explicaciones del porqué de repente había tomado distancias de tal manera con él. Pero su hermano Anthony se interpuso de por medio.

- Colin -exclamó el vizconde- Madre te estaba buscando porque quería presentarte a una dama.

- Dile a madre que se vaya olvidando porque no me interesa lo más mínimo esa dama. Sea cuál sea -dijo casi enfadado él.

- ¿Acaso te ocurre algo? Estás más enrabietado de lo normal -dijo tomando un sorbo de su copa.

- No -dijo negando firmemente mientras que el vizconde lo miraba levantando las cejas- Tal vez -dijo mirando el interior de su copa.

- ¿Entonces a qué se debe que estés así? -en aquel momento vieron a Penelope a lo lejos riendo con un hombre junto a Lady Danbury- Penelope se ve radiante. Es increíble como la niña pequeña que he visto crecer se ha convertido en toda una mujer.

- Ese es el problema -dijo Colin soltando la copa fuertemente haciendo que los que estaban alrededor se giraran, lo que provocó que Colin saliera de la habitación con Anthony detrás. Iba andando de un lado para otro con una mano en la cabeza que se pasaba de forma repentina por los ojos, como si estuviera lamentándose.

- ¿Que Penelope se haya convertido en una mujer es un problema? -preguntó Anthony.

- ¡No! -dijo negando- Bueno en parte. Penelope. Ella es el problema -dijo finalmente Colin a su hermano.

- ¿Desde cuando Penelope se ha vuelto un problema para tí?

- ¿Puedes dejar de hacer preguntas Anthony? -dijo muy enfadado- Se ha vuelto un problema desde que me he dado cuenta que no es la misma conmigo. Es decir ¿Qué ha pasado para que me trate tan mal?

- Yo no he visto que te haya tratado mal Colin -dijo Anthony.

- Tú no lo ves, pero yo sí hermano -respondió lamentándose- Ya no soy su primera opción para bailar, ya no sonríe conmigo. Ya no se ríe ni conmigo ¡Ni de mí! En cambio prefiere estar con otras personas antes que conmigo -decía dando vueltas como si fuera un perro perdido.

- ¿Me estás diciendo básicamente que Penelope es para tí un problema porque no obtienes su atención? -preguntó Anthony aguantando la sonrisa que le quería salir en la cara.

- No, es decir. Yo no he necesitado nunca su atención ni ahora la necesito. Pero me perturba que no esté ahí cuando quiera ir a ella.

- Te voy a decir algo Colin. Para mi punto de vista sí, necesitas la atención de Penelope como si te faltara ahora mismo una bocanada de aire aunque lo niegues. Y lo segundo -dijo poniéndose serio- Penelope como bien he dicho, es una mujer. Y no creo que debas tratarla como pasatiempo para cuando tú no tengas nada que hacer hermanito -respondió defendiendola.

- Yo no la trato de esa forma -dijo un Colin totalmente ofendido.

- ¿En serio? Porque durante todos estos años la sacabas a bailar después de haber bailado con todas las damas de la sala mientras que esperaba a que alguien la sacara a la pista de baile. Ahora que no depende de ti para salir a la pista de baile te enfadas…sinceramente pienso que estás celoso Colin Bridgerton.

De entre todas las cosas que se le habían pasado por la mente a Colin sabía que lo último que estaría sería celoso.
¿Molesto? Tal vez.
¿Celoso? Imposible.

- No te ofendas hermano pero creo que lo último que haría sería sentir celos por Penelope. Es verdad que ha vuelto del campo más bella que nunca -Anthony río irónicamente- Pero no veo de esa forma a Penelope -Anthony se cruzó de brazos mientras su sonrisa no se borraba de su cara- No sé a qué viene que te pongas así.

- Porque me recuerdas a mí -confesó Anthony- Entonces quieres volver a acercarte a Penelope -Colin asintió- Pues hay algo que puedes hacer para ello.

- La primera vez en toda la noche que quiero escucharte.

- Tengo entendido que Penelope quiere casarse de una vez por todas pero no tiene un referente masculino que le ayude en ello.

- Pero si está su madre -Anthony lo miró con incredulidad- Vale no he dicho nada.

- Podrías enseñarle cómo atraer a un hombre, las reglas básicas de un cortejo serio. Ella va a necesitar de mucha ayuda y su madre no es la más idónea. Esa mujer parece que trata a sus hijas como ganado de cría.

- Pero deberíamos hacerlo en casa. En la suya nunca porque su madre se enteraría y no lo permitiría -respondió pensando Colin.

Iba a hablar Anthony pero vieron como Felicity y Penelope se dirigían ambas a un coche de alquiler, por lo que Colin dejó con la palabra en la boca a su hermano y se dirigió rápidamente a ellas.

- Felicity, Penelope -dijo haciendo una reverencia- No creo que deban volver dos damas solas en un coche de alquiler a estas horas de la noche.

- Es que no hemos venido con nuestra madre -dijo la joven Felicity.

- Yo las llevaré. Al fin y al cabo nuestras casas están una al lado de la otra.

Ambos miraron a Penelope como esperando su aprobación la cual sabía que iba a terminar diciendo que sí- Si insiste tanto sería de mala educación negarle ese gesto -dejando claramente claro que no le apetecía para nada subirse en un coche con el señor Bridgerton.

Ambas subieron al coche, colocandose Felicity enfrente y Colin y Penelope sentados juntos. Aunque el coche de Colin era lo bastante amplio como para que alguien pudiera tumbarse dentro de él, parecía como si no lo hubiera. Tal vez se debía a que estaban en un espacio cerrado o que estaba a su lado pero le empezó a entrar bastante calor.

- Creo que hace esta noche mucho calor -dijo Penelope cogiendo el abanico de Felicity y abanicándose.

Aunque no podía mirar a Penelope descaradamente porque su hermana estaba delante, podía ver perfectamente por encima de su hombro cómo al abanicarse su pelo se retiró, dejando ver su cuello y el collar que llevaba puesto. Era hipnótico cómo el abanico y el pelo de Penelope se movian.

- Muchas gracias por este gesto señor Bridgerton -dijo Felicity.

- Por favor llámame Colin. Al fin y al cabo es como si fuéramos familia.

- Espero que esta temporada alguna de nosotras se comprometa. Aunque he de decir que creo que mi hermana será la primera -dijo mirándola.

- Felicity no digas sandeces -respondió Penelope mirando por la ventana.

- ¡No son sandeces hermana! -dijo casi ofendida- ¿No está de acuerdo conmigo Colin?

Colin entonces sí pudo ver a Penelope descaradamente y su boca se secó de nuevo- Esta vez no puedo llevarte la contraria. Penelope se ve bellísima esta noche, más que nunca me atrevería a decir.

Penelope volvió la cara hacia colin y después de quedarse en total y absoluto silencio en el coche, Colin pudo divisar algo en los ojos de Penelope. Era un pequeño destello en su mirada, algo que nunca había visto al mirarla.

- Hemos llegado por fin -dijo Felicity sacando de la burbuja a ambos. Colin fue el primero en bajarse para ayudarlas. La primera en bajar fue Felicity la que parece que tenía urgencia por entrar. Y después bajó Penelope con la ayuda de la mano de Colin.

- Espera -Colin cogió su mano y la subió al cabello ondulado de Penelope y le colocó bien un mechón que se había salido de su peinado- Te habías despeinado con el abanico.

Entonces fue cuando se dio cuenta de que su mano seguía en su pelo y la otra mano en la de Penelope, por lo que Penelope se separó bruscamente al darse cuenta de la situación.

- Gracias por traernos.

Penelope entró a paso firme en su casa mientras que Colin se quedó parado viendo como entraba en casa e intentando retroceder en el tiempo para haber tenido la mano de su amiga más tiempo entre la suya.

6 de Abril de 1812Donde viven las historias. Descúbrelo ahora