Capítulo 5

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Allí me sacó del automóvil y me sentó sobre una silla. Mientras se quitaba el saco y los tacones la observé mejor: como todos los brujos llevaba su brazo derecho cubierto de tatuajes; se veía mayor que Käira, incluso más alta; sus ojos celestes resaltaban gracias a un fino delineado, único rastro de maquillaje que noté. Se quitó el pantalón y su piel blanca reveló con facilidad algunas cicatrices. Miré hacia otro lado cuando comenzó a quitarse el brasier.

—No me molesta que me miren —dijo y volví a mirar hacia ella, ya terminaba de ponerse unas botas —. Por cierto lamento haberte atropellado, fue lo único que se me ocurrió para lastimarte sin terminar con tu vida.

—Entre las cosas malas que me ocurrieron hoy, eso fue lo mejor.

La mujer se acercó soltándose el cabello y con un cuchillo cortó mis ataduras. Luego me dio una pastilla para el dolor.

—La Organización te dio muchos problemas —dijo luego de sentarse frente a mí—, seguro estás pensando en eso así que te ahorraré las preguntas: soy Shäy, soy mercenaria y estoy contratada por la OIMH, pero en secreto trabajo con mi hermano y otras personas para boicotear sus operaciones secretas y exponerlos.

—¿Puedes decirme por qué se llevaron a Käira?

—Créeme, no lo sé. Nuestros infiltrados no pudieron saber por qué querían a la sacerdotisa a toda costa, es información que solo los altos mandos tienen.

Eso fue lo último que escuché, mis parpados se cerraron y perdí el conocimiento.

20 de abril, año 2027.

Cuando recupere la conciencia ya no sentía dolor en el cuerpo, pero por la sensación en mi cuerpo supe que había dormido bastante. Mi herida estaba cerrada y yo estaba acostado sobre una mesa. Vi mi AK-M junto a mi ropa sobre una silla, yo estaba en ropa interior.

—Me tomé el tiempo de sanarte. También recuperé tu arma, no tienes que agradecerme. —Shäy se acercó con mi cuadernillo y lo dejó en la silla—. Sí, también me tomé el tiempo de revisar tus cosas.

Me puse de pie y me vestí rápidamente. Noté que ella me miraba intrigada, confundida por mi prisa.

—¿Qué haces?

—Debo llevarle este cuaderno al ejército, es la prueba de que soy inocente.

—No es suficiente, Där. Además, no puedo dejarte ir. —Ella se puso de pie, su mirada me advertía de que hablaba en serio.

—¿Por qué no?

—Mientras la OIMH te siga buscando nosotros tendremos la oportunidad de desbaratar con mayor facilidad sus planes.

—No me interesa ser su maldita carnada. Debo ir a por Käira. Si quieres venir, bienvenida.

Ella se arrojó hacia mí y trató de inmovilizarme en el suelo, pero abrí un portal y ambos caímos en él. Aparecimos fuera del galpón, sobre el suelo, levantando una pequeña nube de polvo. Recibí un golpe en el rostro y cuando ella me lanzó otro la arrojé hacia un costado.

Alcé la vista y sobre la carretera iba una camioneta con una pareja en la cabina. Sin pensarlo abrí un portal sobre el vehículo y caí allí, pero Shäy me siguió con gran velocidad. El conductor sacó su cabeza para observar lo que pasaba y pisó el freno, haciendo que ambos perdamos estabilidad y caigamos al asfalto.

—¡Där, ya basta! —gritó la rubia.

Usando un hechizo le lancé una ráfaga de viento repentino que la empujó hacia atrás.

—¡Rápido, lléveme a la base militar! —ordené al conductor antes de volver a subirme.

La camioneta arrancó pero una pequeña bola de energía me golpeó y caí nuevamente al asfalto. Shäy corrió hacia mí pero, cansado por la situación, alcé mi rifle y disparé por encima de ella. Eso la detuvo y yo me puse de pie.

La sombra sobre la ciudad de los muertosWhere stories live. Discover now