Capítulo 6: Elementos

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Un camino nevado cerca de la falda de las montañas poco antes del anochecer. Un lago congelado ligeramente iluminado por el poniente sol, desvaneciéndose lentamente entre las montañas, justo al lado del sendero ascendente que lleva a una puerta en la montaña. Entre la nieve y el sonido del viento, el grupo se acerca a la subida.

–Ya casi hemos llegado. –dijo Daeiana mientras señalaba con su mano derecha hacia la puerta a penas visible.

–Pronto anochecerá... –dijo Threir mientras buscaba en su mochila. –Y no tenemos muchos suministros para esta noche. 

–Dadme las mochilas. Cazad algo mientras monto la tienda de campaña ahí. –dijo Daeiana mientras recogía las mochilas de Térefast y Threir. –Volved antes de que anochezca del todo, por favor.

–Dalo por hecho. –respondió Térefast.

–Hemos visto jabalíes hace nada... –dijo Threir mientras miraba el camino por el que vinieron. –Con algo de suerte los encontramos de nuevo.

–Un solo jabalí será más que suficiente para esta noche. –comentó Daeiana. 

–Decidido pues, nos vemos a la noche. –respondió Threir.

Térefast y Threir caminaron rápidamente hacia la pradera cercana. Un manto de nieve cubre el paisaje eternamente. Los pinos cercanos mueven sus hojas al son del viento, ofreciendo un ambiente relajante. Threir y Térefast se detienen al ver una hendidura en la nieve. 

–¿Huellas? –preguntó Térefast con un tono tenue.

–Definitivamente. –Respondió Threir mientras se agachaba a verla de cerca. –Con forma redondeada, semiesférica... creo que hemos dado con nuestra presa. –dijo mientras limpiaba con sumo cuidado el contorno de la huella en la nieve.

Térefast observaba sorprendido ante las acciones de Threir pues demostraba tener conocimiento y experiencia en la caza.

–Parece estar dividida en cuatro pezuñas simétricas... –pensó Threir, concentrado. –Definitivamente es de un jabalí. O estuvo mucho tiempo quieto aquí o algo lo forzó a salir corriendo. Con lo reciente que es la huella, no puede estar muy lejos. –dijo mientras se levantaba y cerraba los ojos.

–Déjamelo a mí. Ahora mismo lo encuentro. –respondió Térefast mientras caminaba a marcha ligera hacia un terreno elevado cercano.

Threir cerró los ojos . Sus oídos élficos, capaces de escuchar con detalle en la lejanía, podrían ser de gran ayuda para ubicar cualquier movimiento cercano. Una leve brisa mueve las pocas hojas cercanas, los pasos de Térefast en la nieve irrumpían en la tranquilidad casi absoluta que transmitía la zona hasta que... 

–Escucho más pasos. Poco más livianos que los de Térefast... y lejanos. ¿Gnolls? –pensó Threir mientras abría los ojos.

En lo alto del terreno, Térefast movía los brazos intentando llamar la atención de Threir. Nada más verlo, el elfo fue con él. Térefast puso su dedo índice cubriendo su boca verticalmente mientras señalaba en dirección oeste con la otra mano.

–Lo que me temía. –dijo Threir en voz baja mientras se inclinaba, apoyándose sobre una rodilla. –Gnolls. Y muchos.

–Son siete y van armados.

–Muy arriesgado. Mejor volvamos con Daeiana, dentro de poco perderemos la luz solar. –dijo Threir mientras encabezaba la marcha de vuelta.

–¿Y volvemos sin cena? –Preguntó Térefast, con un tono molesto.

Threir se detuvo en seco. Giró el torso levemente, dejando ver únicamente la parte inferior de su rostro cubierto por la blanca capucha de la capa.

–¿Quieres morir?

Warcraft: DaeianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora