Baby || J.Q

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RESUMEN: Él es tan buen padre y ni siquiera es su hijo.

Terminaba de recoger los últimos juguetes del frío piso de madera de mi apartamento, estaba agotada y aún me faltaba la mitad de los deberes

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Terminaba de recoger los últimos juguetes del frío piso de madera de mi apartamento, estaba agotada y aún me faltaba la mitad de los deberes.

-Mamá, mamá, mamá, mamá.

Decía mi pequeño hijo de tan solo tres años, caminado con sus pequeños pasos y arrastrando la caja de bloques de construcción.

Llegando a la sala, tirando los bloques y empezando a jugar, sacado todos los juguetes del cesto, que con anterioridad ya había acomodado.

Pude sentir la parte inferior de mi ojo temblar un poco, pero lo dejé pasar de inmediato, porque mientras él jugaba yo podía terminar de limpiar la cocina y hacer la cena.

Mientras acomodaba la isleta, supervisaba a Mattheo, veía que siguiera jugando y no corriera ningún peligro.

Hemos sido Mattheo y yo por tres años, después de que el padre biológico de mi bebé dijera que no era su hijo y se fuera.

Seguí estudiando mientras estaba embarazada y con ayuda de mi madre pude terminar mi carrera como camarógrafa profesional.

No tuve a Matt a una edad temprana, relativamente, estuve embarazada a los veintitrés.

Aun así me costó mucho trabajo aprender a ser mamá, me frustraba, lloraba y me enojaba.

No sabía si mi hijo necesitaba comer, un cambio de pañal, dormir, tenía sed, no sabía que necesitaba mi hijo y eso me hizo sentir como una mala madre.

Y me enojaba porque yo amo dormir y casualmente Mattheo es de esos niños que no duermen por las noches y solo lloran.

Así que en las madrugadas siempre éramos Mattheo y yo, en la pequeña habitación de nuestro antiguo apartamento, con la luz de la luna a través de las cortinas, ambos llorando.

Sonreí cuando volví al presente, viendo a Mattheo tratando de ensamblar el bloque rojo que tenía en las manos.

Es realmente aterrador como puedes amar tanto a alguien y que ese alguien no sabe ni ir al baño.

-Mamá, mamá...

- ¿Si?

-Mi barriguita hace ruidos.

-Ven, te daré un refrigerio.

Era más que claro que aún faltaba para tener la cena lista y poder comer, aun así mi bebé ya tenía hambre.

Así que saque unas fresas del freezer, poniéndolas en un platito de animalitos y sirviendo un poco de jugo en su vasito entrenador.

Tome a Matt entre mis brazos, poniéndolo en la sillita de bebés, dejando el refrigerio enfrente de él.

Él de inmediato comenzó a comer fresa tras fresa, mientras yo lo observaba y sonreía.

-Mmm... Me gustan.

𝑫𝑶𝑷𝑨𝑴𝑰𝑵𝑬|𝑂𝑛𝑒 𝑆ℎ𝑜𝑡𝑠|𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏/𝐽𝑜𝑠𝑒𝑝ℎ 𝑄𝑢𝑖𝑛𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora