RESÚMEN: Navidad no es una época bonita para ti, no te emocionas por la navidad, pero él ha hecho que eso cambié
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El viento en el exterior estaba helado, las calles tapizadas por una ligera capa de nieve y en todas las casas las lucecitas se podían apreciar.
Nunca he sido muy fan de la Navidad, cuando era pequeña me emocionaba tanto.
Poder ver a mis primos, a mis tíos, jugar, regalos, la alegría me emanaba por los poros.
Luego crecimos todos y las reuniones se redujeron a mis abuelos, sus hijos y los pocos primos que tenía.
Era algo bueno, hasta que eso se volvió a reducir a solo mi madre, mi hermana y mi abuela.
Luego eso paso a ser solo yo en mi pequeño apartamento en Londres.
Siempre quise vivir aquí, la idea de ser independiente jamás me aterró, pero al irme de mi país me hizo darme cuenta de que estaba dejando atrás a las únicas tres personas que amaba demasiado.
Y Navidad se convirtió en un montón de comida, películas fuera de la temática y facetime con mi pequeña familia.
Navidad me disgustaba, porque para mí eso significaba, crecer, madurar y cambiar.
Y luego escuchar a toda esa gente hablar solo de Navidad y ver su emoción me alteraba más.
Y me convertí en una antipática de mierda, hater de la Navidad.
Hasta hace tres veranos, en los que yo estaba tan tranquila en pijama, rociando mi pequeño jardín del balcón.
Tocaron a mi puerta y era un chico que en mi vida había visto, pero decía ser nuevo en el piso y no tenía agua para té.
Pude haberle cerrado la puerta y seguir en lo mío, eso es algo que haría, pero algo cósmico me dijo.
"Vamos chica, regálale agua al pobre hombre"
Días después él volvió con una taza de té y una conversación sobre el piso y los vecinos.
Tiempo después eso paso a ser una amistad y más tiempo después ahora somos una linda pareja.
Ambos estamos en pijama, Joseph coloca las pocas esferas que faltan en el árbol de navidad, mientras yo busco la forma de poner la estrellita.
¿Por qué pongo árbol si no me gusta la navidad? Pues porque mi chico ama la navidad, y yo, lo que sea por él.
- ¿Linda?
- ¿Sí?
- ¿Terminaste?
-No, aún no sé cómo ponerla.
-Ven.
Joe tomo mi mano y me dirigió al sofá, dónde él se sentó y con sus manos hizo una seña de ponerme en sus hombros.
