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Dolía un poco, de hecho, pareciera que tengo labios de pescado porque mi labio inferior está a punto de hincharse. No se en que momento Naoya logro romperme el labio, aún no lo entiendo y eso es lo menos importante ahora porque el director me ha hecho pedirle disculpas a ese chico y la humillación que recibí en ese momento fue repugnante.
Todo para que al final, Naoya decidiera que quiere un enfrentamiento conmigo el segundo día del festival.
Ni siquiera quiero hablar del par, acabo de escapar de un gran sermón y burlas.
Haibara me pidió una foto de mi labio partido porque, Yaga me castigo y no puedo reunirme con ellos hasta que me de su sermón y me diga cuál es mi castigo. Probablemente sea reparar todo el desatare que hizo Naoya, enciendo la cámara de mi celular y hago uso del espejo del baño para intentar sacar una fotografía exacta de mi labio roto.
Es tan humillante.
¿Por qué me humillo?, ¿qué le hice?
Le envié la fotografía y guardé el aparato en mi bolsillo sin perder de vista mi reflejo, necesito saber cuando me golpeó ese tipo en la cara. Si se hincha estaré en graves problemas.
No puedo creerlo.
El aparato vibró, honestamente necesitaba volver con mis amigos para entender un poco de lo qué pasó pero salir del baño implica encontrar al profesor Yaga en la puerta esperándome para darme un increíble sermón. Una vez más saque el aparato y en lugar de ver el nombre de Haibara encontré el de Satoru.
Idiota 2.
Nuevo fondo de pantalla. De casualidad, ¿no quieres una conmigo?
Hundí las cejas confundida por su mensaje, al abrir el chat la sangre abandonó mi rostro.
No. Puede. Ser.
¡BÓRRALA SATORU! NO ERA PARA TI
Y si no eran para mi, ¿entonces para quien era?
Me abstuve de responder su mensaje, cerré el aparato y chasqueé la lengua molesta, algo que detesto— a veces— es que el albino nunca se de por vencido. Marco una vez. Dos veces. Y respondí a la tercera vez pero no dije nada porque fue su risa la que me lo impidió. No responder la tercera vez implica que tu bandeja se sature.
