𝐌𝐌 | ❝ - Y por todo el cariño que te tenemos, Jack - dijo mi padre, radiante con su traje negro que fue especialmente hecho para la ocasión - queremos que formes oficialmente parte de esta familia. Así que este es nuestro regalo de cumpleaños, la...
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Ian se colocó el esmoquin perfectamente confeccionado para el. La tela era suave, negra y de calidad. Era su día, era el momento de demostrarles a los demás que no era un impulsivo y que su matrimonio con Angie podía funcionar tan bien como lo estaba haciendo el de sus amigos.
Todavía estaba resentido con ellos, había pasado un mes y no se habían hablado.
Sabía gracias a los chicos que Lucille al fin había aprendido a cocinar y a tender una cama, y que Jack preparaba todos los papeles para su admisión a la universidad, pero no les había dirigido si quiera una mirada hasta que se disculparan por desconfiar de él.
Subió al auto negro que la esperaba fuera del apartamento en el que se encontraba.
Se mudaría a Canterbury una vez casado, sus padres vivían en Miami y también se habían opuesto a esa boda.
Incluso más que "Los Champion".
Todo el trayecto se hizo insoportable.
No era una fiesta tan grande como la de Jack, ni siquiera le habían hecho despedida de soltero. Ni siquiera tenía más invitados que sus amigos, los cuales harían de testigos.
En realidad, era una boda triste, una boda que nadie quería.
Y eso le dolía a Ian, porque más que para demostrarle a los demás que podía ser responsable y dejar de ser el bueno del grupo, quería que ellos tuvieran en claro que se había enamorado de Angie.
Estaba molesto porque había pensado que Jack le entendería.
El le había contado que cuando tenía ocho años, la primera vez que vio a Lucille con su cabello rubio y un vestido lila, se enamoró de ella y supo que su destino era estar con ella.
No entendía por qué Jack no quería aceptar que a el le había ocurrido lo mismo con Angie.
Se bajó del auto con las manos sudorosas, con la voz en un hilo y con la cabeza en otro sitio.
Los nervios le comían vivo, pero era valiente y el cariño que sentía por Angie lo impulsaba a entrar al registro civil.
Entró al edificio y se encontró con Alex, Elizabeth, Caleb, Luna, Nelson y Morgan esperándolo.
Angie aún no llegaba y Ian sonrió que al menos mantenía la tradición.
La chica llegó luego de diez minutos, iba con un vestido blanco floreado hasta las rodillas, perfecto para un día de verano.
Ian le tendió la mano y ella la sostuvo, estaban listos, se casarían, aunque el mundo entero se viniera abajo.
Procedieron a leer los documentos y presentar a los novios y a los testigos.
Era una ceremonia bastante más vulgar y corriente que en una Iglesia o en algún sitio arreglado para una boda, pero a pesar de que Ian tenía la condición social para haber optado a más, no lo hizo porque Angie se lo pidió.
El juez los casó después del papeleo, las hizo firmar y legalmente Angie había pasado a ser Angie Rose Cameron.
Los chicos se acercaron a felicitarlos con abrazos, algo incómodos por la ausencia de sus otros dos amigos y por la precipitada decisión de su amigo.
Caleb pensaba que sólo era un capricho más de Ian, a veces hacía cosas estúpidas sin pensar en las consecuencias, así que no se asustó demasiado con su compromiso.
Nelson no lo conocía tan bien como Caleb, así que se decía que Ian sabía lo que hacía.
Pero Alex estaba horrorizado, temblando del miedo de que Ian se divorciara al día siguiente y se decepcionara y frustrara.
Sin embargo, Ian parecía estar en una nube de cristal, volaba con una sonrisa sujeta de la delicada mano de Angie, pero parecía que en cualquier momento el encanto se podía quebrar.
Cuando salieron del registro civil en silencio, se detuvieron de golpe.
Frente a la acera, una pareja los esperaba e iban vestidos para la ocasión.
— Creí que no aceptaban todo esto — les gruñó Ian, con cierto dolor en la voz.
— Es verdad, pero eres mi mejor amigo y amante, ¿en serio creíste que faltaría a tu gran día? — Ian sonrió de inmediato al escuchar las palabras de Jack y Angie le dejó correr a abrazar a Jack.
Cuando se separaron, Ian le dio un efusivo abrazo a Lucille también, ella se disculpó por lo que le había dicho cuando le anunció que se casaría y le dijo que ella la apoyaría en todo, por más alocado y absurdo que fuera.
Después, Lucille fue a felicitar a Angie y le advirtió que como le hiciera sufrir a su amigo, la tiraría por la escalera.
Cada pareja se fue en un auto a un restaurante donde habían hecho una reservación para la celebración.
Tuvieron que agregar tres puestos más, ya que a la media hora llegó Chase con una guitarra y se puso a cantar una serenata para la feliz pareja.
Mientras comían, Jack no pudo evitar preguntar:
— Ian, en serio ¿Por qué esta boda tan precipitada?
— Tú te casaste en tres meses, y yo en uno, no veo la diferencia, ambas bodas fueron precipitadas.
— Ya, pero yo tuve que esperar diez años para declararme — Ian guardó silencio, era un buen argumento que no podía discutir.
— La verdadera razón... — las interrumpió Angie —... es que Ian será papá.
Jack escupió su jugo, Caleb se atoró con la comida, Lucille abrió la boca, Alex gritó un gran ¡¿Qué?!, Morgan las miró sorprendida, Luna no podía creerlo, Elizabeth casi muere ahogada con un trozo de carne y Chase exclamó con felicidad:
—¡Lo sabía!
Todos pasaron de Angie, a su estómago y luego al rostro de Ian, quien había empalidecido como una cala.
— Espera... ¡¿QUÉ, YO PAPÁ?!
Parecía que en cualquier momento se iba a desmayar, hasta que Lucille estalló en carcajadas y luego Angie.
— Por Dios, Ian que es lo que dices además te acabas de casar, ¿en serio un hijo te parece "imposible"?
— ¡No estoy listo! ¡Pido el divorcio! —comenzó a chillar. Pero Angie seguía riendo y todos fijaron su atención en ella.
— No puedo creer que cayeran... — decía entre una carcajada y otra.
—... No sean tan ingenuos, ¿sí?
— Bueno... — le dijo Jack a Lucille mientras los demás comprendían la broma y Ian salía del susto bajo la risa de Angie, que no podía soportar las carcajadas.
—Al menos sabemos que son tal para cual, un par de niños sin niñera.
