'Tres días antes' - Oneshot extra

1.3K 84 80
                                    

Oneshot que siempre he querido escribir de cómo me imaginaba un escenario de tres días antes de la desaparición de Hannah, tanto como el canon del juego, como el '¿Qué pasaría sí...?, Espero que os guste 🤭
------------------------------------

*Macie POV*

Si hay algo que no soporto, es tener que ser la chica del café: 'Macie, tráeme un capuchino', 'Macie, a mí un venti', 'Macie, que el mío macchiato', 'Macie, un lungo para mí', etcétera, etcétera... y claro ¿Quién paga esos cafés? Exacto: Yo. Como si no me hubiera costado ahorrar para la blusa que hoy me he puesto. Tengo que repartir el dinero entre la casa, las necesidades de Henry y mis suscripciones que me hacen sobrevivir en estos días caóticos. Sentarme en el sofá... Poner la televisión... Y ver el romance entre Elena y Stephan, y la sexy sonrisa de Damon. Si no fuera por ellos, creo que no sobreviviría.
Y anoche lo necesite después de aquella cita. Debo dejar que Lian me presente a los chicos, pero claro, si ella tuvo suerte de conocer a un hombre encantador ¿Por qué fiarme de ella?

O puede que los asustó cuando les miro detenidamente, como si los analizase. Aunque gracias a analizarlos, uno descubrí que ocultaba que estaba casado. Ugh... Es triste que ahora use estás habilidades para encontrar novio ¿Por qué no puedo usarlo en el trabajo también con alguna noticia?
   —También porque soy demasiado exigente... —comento mientras voy cargando con los cafés— Bueno, este era el lungo, este el macchiato... —voy diciendo mientras camino.
    El móvil suena y paro de caminar, contestando.
   —¿Diga?
   —Connors, hay otro pedido de café —dice mi superior, hablando deprisa—, tráeme un Americano.
   —¿Qué? —me coloco el móvil en el hombro, para presionarlo contra la oreja— ¡Pero si ya estoy a mitad de camino!
   —Entonces no pasará nada de que te des media vuelta y compres otro.
   —¡Pero señor Jones-
    Cuando iba a seguir con la discusión —o intentarlo, porque es mi superior—, un tío me empuja, tirándome los cafés en la blusa ¡Mi blusa! ¡Mi blusa de 75€!
   —¡¿Pero de qué vas?! —grito, mirándole furiosa.
   —¡Lo siento! —veo cómo se saca unas monedas y me las deja en la mano— ¡Adiós! —sale corriendo como si le costase la vida en ello.
   —¡Esto cuesta más que unas monedas! ¡Regresa! —grito, mirando cómo se marcha.
    He intentado quedarme con su cara, pero llevaba puesto una mascarilla y capucha. Solo me he quedado con sus ojos. Y con eso, no puedo hacer mucho ¿Pero de verdad me cogerían una denuncia por estropearme una blusa?
   —Estupendo... —miro la blusa y por último, los cafés— No, no... Me van a matar... Mi dinero...
   —¡Ey! —levanto la vista, viendo un policía acercarse a mí— ¿Has visto a... —coge aire como si tuviera hambre, cansado— ¿Has visto un tipo de negro y cargando con una bolsa grande?
    Me quedo mirándole, sin poder hablar. Seguramente él no me recuerda, pero yo sí, fue uno de los que se metió conmigo en el pasado.
Abro y cierro la boca, queriendo contestar. Pero no me sale las palabras.

Aprieto los labios formando una línea fina. Nerviosa.
   —Se ha ido —digo, levantando la mano— por ahí —señalo el lado contrario, de manera automática. Como si quisiera arruinarle el trabajo. Dejarle en ridículo.
   —¡Gracias! —se va en la dirección que le he dicho.
    Tomo aire de manera pesada. No puedo creer lo que he hecho.
Miro al suelo a los cafés y suspiro. Esto no pinta nada bien y no tengo más dinero para más cafés. Tengo que sacar dinero de un cajero y me voy a retrasar.
   —Este día no puede ir peor...


    Me había comprado una camiseta normal y corriente. Mientras que la blusa, la dejé en la tintorería.
Había comprado de nuevo los cafés. Como lo odiaba.
   —¿Dónde te habías metido? —Lian se acerca a mí, nerviosa— No han parado de preguntar por ti —camina a mi lado, a pasitos— ¿Y la blusa? ¿Por qué llegas una camiseta con gato sonriente?
   —Porque necesito algo que me anime ahora mismo —contesto deprisa, mientras yo ando a pasos casi agigantados—. Lo siento, ahora mismo te lo cuento —me alejo de ella, yendo a la sala de reuniones.
    Llamo a la puerta y espero a que me ordenen a pasar.
Sigo esperando, hasta que al final me abren la puerta, casi como si la fueran a tirar.
   —¿Dónde estabas? —me pregunta Christian, deprisa.
   —Me tiraron los cafés y-
   —Te he preguntado dónde estabas, no que me contaras lo que ha pasado —coge la bandejas de café y me cierra la puerta.
    Cierro los ojos, tomando aire para calmarme de no entrar y gritarle.
   —De nada —respondo, alejándome de allí.

    Regreso a mi mesa y veo los mensajes de las últimas noticias para publicar en la página web. Siempre hay mucho trabajo y me lo pasan todo a mí. Algún día tendré algo bueno que contar. De eso estoy segura.

Quizás dentro de veinte años.

Me encargo de decorar un poco la página, siguiendo las instrucciones.
Lian se acerca a mi mesa, cogiendo una silla.
   —Detalles, ahora —me dice autoritaria— ¿Te has encontrado con el chico de anoche? ¿Por eso tienes otra ropa diferente a esta mañana?
   —No, un idiota que iba corriendo me ha tirado todos los cafés encima.
   —¡Oh! ¡Como en las películas románticas! —Lian se emociona y yo regreso al ordenador, sin muchas ganas de hablar— ¿Y? ¿Qué ha pasado? ¿Te ha dado su número? ¿Se lo has dado tú?
   —Monedas.
   —¿Qué?
   —Me dio unas monedas, me dijo "Lo siento" —pongo la voz más lastimera que puedo hacer— y se marchó corriendo. Y no es como si le hubiera visto las cara, iba cubierto.
   —¿Has mirado si te ha robado?
   —No, no me ha robado —suspiro de manera exagerada—. Espero no volver a ver a ese tío de malos modales o si no...
   —Lo vas a matar por destrozar tu blusa.
    Mi blusa... mi preciada blusa...
Me llevo las manos a la cabeza. Es mejor no contarle a Lian lo que sucedió después, porque ni yo misma sé por qué lo hice ¿Por qué le ayudé después de arruinarme la ropa?
   <<Sus ojos... se veía bastante desesperado.>>
    —Tierra llamando a Macie —Lian chasquea los dedos, haciendo que despertara de mis pensamientos— ¿Y el chico de ayer? ¿Qué pasó?
   —Pues...
   —¿Pues?
    Me encojo de hombros. No había conseguido tener esa conexión especial que busco.
Quizás Lian tiene razón y soy demasiado exigente.
   —Quizás es hora de aceptar a tener una granja de conejos o... ¿Crees que Klaus seguirá libre?
   —No —levanta un dedo—, no te arrastres al pasado Macie, pero tampoco intentes buscarle todo lo malo a los tíos que conoces ¿De acuerdo?
   —No lo hago, es solo-
   —¿Pero exactamente qué buscas?
    Me pongo a pensar ¿Que qué quiero?
Quiero alguien que me impresione cuando hable, alguien que me haga volver a sentirme como antes. Un hombre que cuando hable me haga pensar: Quiero oírte para siempre aunque no tenga ni idea de lo que hablas, pero tú emoción me parece adorable.
No sé ¿Un hombre que me haga suspirar por su forma de hablar? ¿Qué su forma de pensar sea sorprendente?
   —Alguien con quien pueda compenetrarme a la hora de pensar y que podamos... no sé, divertirnos con las cosas más pequeñas que podamos —ladeo la cabeza, continuando pensando.
   —Y si tanto buscas eso ¿Por qué los rechazas después de una cita? —Lian coloca sus manos en mis hombros, zarandeándome— ¿Dónde está la segunda cita para conocerle?
    Me río y la detengo con cuidado. No queriendo hacerla daño por el embarazo.
   —Porque mi instinto me dice que no es lo que busco.
   —Tu instinto falla —se va alejando poco a poco— ¿A qué esperas? ¿A qué el tío que tanto estás esperando te envíe un mensaje sin que tenga tu número?
    Pongo los ojos en blanco, con una sonrisa.
Escogido mi futuro: Tendré una granja de conejos.

¿Qué pasaría sí...? DuskwoodWhere stories live. Discover now