14. besos y anhelos

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El problema es que te sigo queriendo, que te anhelo porque ya no eres mío y no te conozco.

Que le grito a las olas del mar en esperanza de que se deshagan de esa impasibilidad que las caracteriza y me respondan con unos besos que sustituyan los tuyos.

Te deseo porque te has convertido en un logro, en un retrato en sepia de un premio que gané una vez hace tanto tiempo que no lo recuerdo.

Y para que me sirven las medallas, los premios y los trofeos si no tengo tus ojos fijos en los míos.

En el amor hay pasión y en la guerra también,
y tú y yo libramos una batalla feroz de la que salí gravemente herida, herida y rota.

Fue una batalla de besos que al final se convirtió en un martirio, en un océano de lágrimas cansadas que amenazaba con hundirme y olvidarme por siempre.

Y si cierro los ojos aún recuerdo tus manos frías y tus ojos de insomnio que fueron siempre mi adición más peligrosa, el café que me despertaba el corazón.

Y ahora son el último detalle que recuerdo del romance, del amor correspondido, de la certeza de que estaría a tu lado el resto de mi efímera existencia.

Porque te besé, te bese más veces de las que jamás recordaré; y ahora, como dijo Shakespeare, puedo presumir frente los demonios de mi infierno que estuve en el paraíso sin haber entrado.

de amor y angustiasUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum