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Las cosas no pintaban nada bien. Jocelyn se había enterado esa misma tarde, saliendo de la universidad, que Alejandra había inventado otra de sus mentiras encontra ella solo para molestarla.

Esa tarde: mientras acomodaba cosas en su mochila y empacaba sus lapiceros entre su estuchera, un grupito de hombrecitos se rieron al verla.

Y al lado, estaba la persona que más odiaba en toda la maldita universidad.

Alejandra. Decir si quiera su nombre le causaba impotencia.

—Ale, ¿no es ella?— Uno de los chicos comenzó a reír mientras cubría con vergüenza su rostro y le daba un pequeño empujón a la chica para que voltease.

—Ah sí, es ella.— Entre cerró los ojos agraciada, cómo si no pudiera creer quien estaba ahí. Sonrió y con discreción se acercó hacia ella.—¿Te la pasaste bien anoche, no?— Comenzó a reír mientras tocaba su cabello con delicadeza. Su otra mano se encontraba totalmente oculta en los bolsillos de su holgado pantalón negro. Lo tocaba con delicadeza, Delicadeza que fue abruptamente interrumpida por un agresivo manotazo que causó dolor en las manos de la castaña. Se podía ver en su cara, le había dolido. Pero en cuanto sintió el dolor apretó y sacudió la mano con una sonrisa burlona en su cara. Cómo si dijera "¿Eso es todo?"

—¿De que hablas, Vélez?— La chica se puso inmediatamente a la defensiva, sabía que la bajista aborrecía ese extraño apodo que se había ganado. Su apellido era al final de cuentas parte de su nombre, pero no le gustaba para nada, nadie la llamaba así.

Exepto ella.

Sabía que la odiaba, pero verla de esa manera; con su lindo rostro ser arruinado por su ceño fruncido y sus puños poniéndose blancos en cuanto la tocó, la volvían completamente loca. Incluso si no quisiera admitirlo.

—Ay por favor, no me llamas así.— Soltó una risita atrevida. Cómo si se estuviese burlando de la bajita.

Alejandra era notablemente más alta. En cambio Jocelyn le llegaba al cuello o al pecho, la diferencia de altura siempre hacia que Alejandra subestimara a la chica pero, aunque parecía alguien débil, era todo lo contrario. Ella podría romperte la cara si sobrepasas el límite.

Aunque, alejandra lo habías hecho múltiples veces. Sus bromas podrían arruinarle la vida si realmente quisiera. Viene de una familia de dinero y además de eso, es una artista independiente, sus hermanas también lo son y van en el mismo colegio que aquella problemática "parejita".

Cuando pasan entre los casilleros de los demás, con aquella mirada de superioridad, sonriendo y haciendo sonar sus botas con ese aspecto tan característico de rockstars que tienen, volvía a la joven aún más de malhumor, pues sus hermanas eran peor que ella. Habia aprendido y sacado su personalidad de sus hermanas. Herencia familiar, supongo.

Aquellas hermanitas también eran famosas y con influencias. Algo que claramente Jocelyn no tenía. Ella era una don nadie, una "nerd" y alguien que afortunadamente o no, logró llamar la atención de una bullie y una de las chicas más populares de la universidad.

Daniela, Paulina y Alejandra eran normalmente llamadas "Las Villareal" y si realmente Alejandra la odiara tanto como decía, tan solo bastaba una llamada y aquellos rumores que siempre inventaba sobre ella tendrían un peso mayor, podría arruinar su familia, su carrera e incluso su reputación.

Alejandra podría arruinarle la vida.

Pero no lo hacía. Seguido la retaba a que lo hiciera, pero se negaba. Había algo que la frenaba.

Los chicos comenzaron a reír aún más cuando Alejandra apodó a esa chica "Bajita" haciendo esta, una seña con su mano, indicando que al menos le sacaba unos muy buenos centímetros.

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