"Siempre te dije que tu cariño por ese idiota sería tu perdición . Te dije que te pondría en las garras del diablo y nunca me hiciste caso..."
Two-Shot
Hyunlix
Smut | Romance
Advertencias: descripción de violencia, palabras soeces, escenas explic...
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–Adelante. – con los nervios a flor de piel, Félix permitió que Hyunjin y tres de sus hombres entraran al departamento para buscar cualquier tipo de pista que les pudiera indicar quien se había llevado a Han. Había tenido especial cuidado de no tocar o desordenar nada, sabiendo que cualquier acción descuidada de su parte podría entorpecer las investigaciones.
Una parte suya seguía prefiriendo llamar a la policía, pero sabía que no era mas que aquella parte de su consciencia que llevaba la culpa que le provocaban sus mentiras; además, implicar a la ley, conllevaría a investigaciones acerca de su pasado delictivo que no se podía permitir.
En cuestión de segundos, los hombres que Hyunjin había llevado se distribuyeron en los pocos metros del apartamento y empezaron sus labores en silencio; mientras que Félix no podía apartar la mirada de su precioso exnovio, quien se paseaba relajado por toda la sala de estar.
Era tan extraño verle en aquel espacio que había sido suyo hasta ese momento; de alguna forma, la imagen era un reflejo de cómo su pasado estaba mezclándose con su presente en aquel preciso instante, sin nada que Félix pudiese hacer al respecto.
Verlo allí, con aquella expresión concentrada que lo hacía ver tan ardiente, hacía que Félix estuviera a punto de romper en carcajadas. Tanto huir, tanto ocultar, solo para terminar de piernas abiertas y a plena disposición del hombre en menos de una hora.
Maldito Han, a veces Félix lamentaba no haberlo corrompido lo suficiente. Al menos, así habría sido capaz de huir de sus captores o evitar su secuestro.
–Y dime, bebé, ¿Qué has estado haciendo estos dos años? – la repentina pregunta de Hyunjin, arrancó a Félix de sus cavilaciones. Si no lo conociera tan bien, pensaría que se refería a su trabajo, pero era obvio que su interés iba muy lejos de allí.
El hombre siempre tuvo una vena posesiva y celosa que le resultaba adorable la mayor parte del tiempo.
No quería hablar al respecto, porque la verdad era que, entre terminar su carrera universitaria, su trabajo y Niki, no había tenido tiempo de nada. Y como no había manera de explicar aquello sin descubrirse o alimentar su ego y hacerle saber sobre sus persistentes sentimientos, lo mejor era permanecer en silencio.
Al ver que Félix no respondía su pregunta, Hyunjin se giró, clavando sus oscuras orbes en las castañas del australiano quien lucía excesivamente nervioso.
Ante la atención, Félix se removió inquieto y justo cuando iba a quebrarse ante la intensidad de su mirada, la puerta del apartamento fue abierta y el llanto descontrolado de un bebé resonó en el silencioso apartamento.
Joder, su maldita suerte...
–Oh, Lix, ya estás aquí. ¿Pudiste averiguar algo sobre Hannie? – Félix maldijo interiormente cuando vio a un ofuscado Minho llegar con Niki, quien lloraba oculto en la curvatura del cuello de su amigo y mirando de reojo a Hyunjin que ahora posaba toda su atención en el recién llegado.
