Él era un ángel, volaba con mucho encanto. Sus ojos azules resaltaban así como su cabello rubio. Ante los más sabios, el era la perfecta creación de Dios.
Al sonreir, los que a su lado estaban, caían rendidos a sus pies. Lo hacía con dulzura.
Vivía en un mundo perfecto, el paraíso, creado con el fin de llevar allá a los que habían sido buenos en vida. Era el mundo del descanso eterno.
El joven rizado de ojos hazel, el cabello moreno y la piel pálida, era uno de los mejores científicos qué con solo 23 años, había descubierto inimaginables cosas. Trabajaba en solitario y sabía lo que hacía.
Él vivía en el mundo de los vivos, se podría decir que era de los lugares invadidos por la maldad.
Aquel muchacho rizado no se concideran una mala persona pero no quitaba el echo de que pensaba lo contrario del resto.
Para ese momento, él había sido citado a una reunión de carácter urgente, hablarían de la aparición de seres extraordinarios.
-Podrian ser alienigenas? -Pregunto un muchacho.
-El echo de que sepan que es algo que nunca se vio no quiere decir que sean seres de otro mundo, puede ser cualquier cosa -Menciono otro.
-Y si simplemente no es nada? Ustedes saben que últimamente eso de las IAs estan siendo demasiado buenas y- -
-Pero fueron grabadas con las cámaras de seguridad, todo está evidenciado y todo paso aquí! -Dominique estaba muy segura de todo.
-Ah! Ya! -Dijo el hombre mayor que ya había perdido la paciencia.
-Doctor! Tal vez solo vamos a perder el tiempo con esto, Dominique ¿Te llego alguna información de esa parte? -El muchacho rizado hablo.
-Eh...no, no hubo nada más -Agachó la mirada.
-Um, retirense todos, debo hablar a solas con Brian-El viejo científico despacho a todos.
Se devolvió para ver a Brian.
-Perdida de tiempo? -Pregunto -Creo yo, joven May, que usted tiene razón pero ¿Como explica entonces los videos? Son una clara evidencia -Lo confrontó.
-Edición-Respondió secamente -Mire doctor, yo sinceramente no creo en tonterías, esto será una gran pérdida de material, dinero y tiempo ¿Cree usted que el gobierno nos ayudará con los supuestos seres extraños? No, claro que no -Tomo su maletin -Llámenme cuando algo realmente relevante ocurra, porque no pienso ayudar en lo que sea que estén pensando sobre este tema - Tomo la perilla de la puerta, salió de la sala.
Fue por algunas cosas de su escritorio y se retiro del lugar, ese día había sido cansado y algo irritante.
Pará su suerte era temprano y decidió dar un paseo por el bosque alejado de la ciudad. Tomo sus cosas importantes, arrancó el auto azul y conducio.
Escuchaba música tranquila de la radio qué de vez en cuando era interrumpida por un presentador.
<<Seres extraños>> rió en su mente.
-Que disparate- Se limitó a decir algo más.
Llegó a una vieja cabaña del bosque, era su lugar seguro. Bajo del auto llevando su pequeña mochila con él. Sabía que no lo llamarían pues él así lo había pedido
Así que por ello decidió quedarse unos días en la cabaña.
-Ah... Por fin lejos de ese maldito laboratorio- Tomo aire y suspiro -Se siente tan bien -Abrió la puerta del lugar -Demonios, todo está empolvado -Se quejo.
