CAPÍTULO 3 PARA EL AMOR DE MI VIDA

962 211 16
                                    

Cuando entré a ese enorme e impresionante despacho mi corazón que ya latía apresurado, se desbocó por completo, el rostro inexpresivo de ese hombre, su mirada sería, y esa actitud de superioridad, que siempre me impresionaba, me dejaron sin habla y aterrorizada.

Mil preguntas se agolparon en mi mente, pensé que el incidente de las cosas perdidas había cobrado importancia y quizás ya no me creyeran inocente, ¿qué más podría ser? No había nada más.

_ Hace unas semanas. - me dijo mirándome serio, después de que el guardia de seguridad, hubiese salido. _ te di una oportunidad. - dijo. _ estaba seguro de que no me defraudarías. Creí en ti, confíe en ti. - me miró como si hubiese cometido el peor de los delitos. _ pero creo que me equivoqué.

_ No.... entiendo... - tartamudee.

_ ¿Me vas a decir que no tomaste nada de mi oficina?

_ No tomé nada. - me defendí. _ no soy una ladrona.

_ Yo no dije que fueras una ladrona. - se acercó y su aroma golpeó mis sentidos, era embriagador, y adictivo. Su mirada había cambiado, se había tornado oscura. _ solo dije que habías tomado algo.

_ No he tomado nada. - repetí, no acostumbro a hacerlo, menos me robaría algo.

_ Deberías de saber que soy muy difícil de complacer, se acercó aún más, y que no le doy mi confianza a cualquiera, el día que te acusaron de robar, decidí confiar en ti, fue por eso que dejé que te hicieras cargo de mi oficina, no a cualquiera se lo permito, pregunta a tu jefe y sabrás que de la empresa, jamás nadie se había encargado de la limpieza de este lugar, lo hacía alguien de mi entera confianza.

Sus palabras cada vez me ponían más nerviosa, no sabía a dónde quería llegar, era obvio que había cometido una falta, pero no sabía cuál.

_ Si hice algo indebido le pido disculpas. - dije aceptando algo de culpabilidad. No podía permitir que mi jefe, el que había confiado en mí y que me esperaba abajo, quedara mal, por algo que yo, no había hecho bien. _ solo le pido que esto no afecte a mi jefe o a la empresa de limpieza. - para entonces, yo no sabía que era uno de los muchos negocios que le pertenecían a él. _ estoy dispuesta a afrontar las consecuencias, pero me gustaría saber que hice.

_ Volvemos a lo mismo. - dijo. _ cuando entraste a esta oficina, te hice una pregunta, solo quiero que contestes con honestidad, la honestidad es algo que aprecio demasiado.

_ Ya le dije que no tomé nada. - repetí al borde de la desesperación. No entendía que quería, hasta que vi hacia donde se dirigía su mirada. ¿en serio se había dado cuenta de que había colocado algunas piezas de su rompecabezas? Seguro no sobrepasaban unas cinco o seis, de miles que estaban ahí dispersas, ¿Y él se había dado cuenta? No pude evitar sonrojarme y su expresión cambió.

_ ¿Sabes que me molesta que se metan en mis cosas? - dijo. _ ¿o que no respeten mi espacio?

_ Lo lamento mucho. - dije angustiada. No pensé que le molestara que pusiera unas cuantas piezas

_ Una el martes. - dijo. _ cuatro el miércoles y una hoy.

No podía creerlo, no solo se había dado cuenta de que había colocado piezas, si no que sabía cuántas y en qué días. Yo no había tocado nada, ni había revuelto las piezas, como para que él lo notara, solo las había visualizado, había tomado las que iba a colocar y aun así lo había descubierto, me tenía totalmente asombrada y maravillada. Ese hombre era asombroso, durante los días que había estado bajo su servicio había caído rendida a sus pies, por supuesto no pensaba decírselo o dejar que lo supiera, pero me sentía enamorada de él ¿y quién no? Era tan atractivo, tan impresionante, era el sueño de toda mujer, sin embargo, yo lo había hecho enojar y mis días a su lado estaban contados.

_ ¡Amor, ya me voy...! ¡Amor...! -lo siento a mis espaldas.

Sobresaltada vuelvo en sí de mis recuerdos.

_ ¿En qué piensas? - me mira con curiosidad.

Yo miró a mi alrededor. Sigo estando en la cocina de mi casa y él está pegado a mí, su aroma me embriaga y no me resisto a su beso, es tierno y apasionado, se separa de mí, su mano libre acaricia mi rostro y me besa de nuevo, se resiste a marcharse y yo a qué se vaya, pero recuerdo que no soy la única en su vida y me separo, las lágrimas pugnan por salir de mis ojos, pero no las dejo, lo miro, él me observa como si de verdad me amara y yo decido pensar que lo hace, aunque sé que ya su amor se acabó, al menos para mí. Pero me aferro a lo que quiera darme, yo aún lo amo, tanto como el primer día.

_ Hoy tengo varias reuniones. - lo escucho decir. - no vendré a comer y tengo una cena de negocios, no me esperes temprano. - dice ya de camino a la salida.

Eso rompe mi corazón, pero le sonrió.

_ Deberías bajar el ritmo de tu trabajo. - es lo único que se me ocurre decir.

Él se regresa y me toma por la cintura. - lo haré. - dice a mi oído y besa mi cuello provocando una serie de sensaciones indescriptibles.

_ ¡Maldición! - lo escucho decir por lo bajo, cuando rodeo su cuello con mis brazos y lo beso con pasión. Responde a mi beso, coloca su maletín en el suelo sin soltarme, cuando nos separamos, me toma con delicadeza en sus brazos y me conduce a la recámara.

_ ¿Tu reunión? - pregunto.

_ ¡Que esperen! - dice con una enorme sonrisa en sus labios. _ no pueden empezar sin mí.

Me dejo llevar, sé que estoy loca por permitirlo, pero jamás tuve nada, pensé que mi vida transcurriría entre empleos mediocres, departamentos de mala muerte y quizás botes de basura, pero de la noche a la mañana, él llegó a mi vida y le dio sentido, no le importó quién era, ni de dónde venía, y me dio todo lo que jamás imaginé, ni soñé y no me refiero al dinero, ni a las comodidades, me refiero a su amor, a saber que no importa que suceda, cuento con él, a qué a su lado tengo paz y esperanza, su único defecto son las mujeres y es algo que no puedo soportar, pero tengo qué, porque no quiero perderlo, yo lo entiendo, porque es tan atractivo y sé que las mujeres lo buscan, pero me duele no poder ser la única en su vida, el no ser capaz de ser suficiente. Tantas veces he pensado en dejarlo, pero no puedo. Sé que un día de estos, voy a ser lo suficientemente valiente y lo voy a hacer, pero no será hoy eso lo tengo claro.

Una hora después, salgo de la recámara, él se ha marchado. Sin su presencia, me siento sola y vacía. Aunque sola no estoy, la gente del servicio ya está aquí, César insiste en qué necesito ayuda y yo ya me cansé, de decirle que quiero hacer las cosas de la casa por mí misma, no tengo más que hacer. No me siento cómoda de estar de ociosa, además, ellos no me quieren, les molesta que yo quiera hacer lo que les corresponde y no soy tonta, sé que me consideran una arribista, creen que soy poca cosa para él, sé que lo soy, pero me esfuerzo por llegar a estar a su altura, por eso me estoy preparando, ya logré terminar mi educación básica, y sigo adelante
quiero estudiar una carrera, si me lo propongo sé que lo lograré.

Bajo a la cocina, pero ahí está Gertrudis la cocinera y me ve con mala cara, me dirijo a mi lugar favorito. La biblioteca. Ahí tengo mi lugar especial, es un lugar cómodo con una mesa amplia en donde armo mis rompecabezas, en este momento no tengo ninguno empezado porque terminé el último. Me acerco y veo una caja sobre ella, debe haberla dejado anoche o está mañana muy temprano. Se lo que es y la tomó con emoción, es uno nuevo, sobre él está una nota.

Para el amor de mi vida.
Gracias por seguir a mi lado y hacerme tan feliz.
Te amo.
César

Las lágrimas asoman a mis ojos y me transporto de nuevo a aquella oficina, donde todo inicio.

NOTA:
Espero que les esté gustando, aunque es una historia corta, en el transcurso del día subiré otro capítulo. Gracias por leer, votar y comentar.
Bendiciones.

haremWhere stories live. Discover now