CAPÍTULO 53.- segundo fragmento

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—Tienes razón —asintió—, buscaremos nuevos reclutas y prepararemos a estos niños para que cumplan su destino, después de todo, es para lo que hemos jurado servir.


—Cuando estén listos, serán ellos los que vayan a cazarlos. Los semidemonios son poderosos, pero no podrán compararse con dos demonios completos.





***






—Ya estás Gaby —Lucy arreglo con éxito el maquillaje de Gabriela—, estás lista.


—Yo no lo estoy —replicó Alan con mala cara.


Antes de que sus hijos y sobrino le respondieran a Alan, Lucy se abalanzó sobre sus labios en un rápido pero intenso beso.


—Por el amor a la diosa luna —Bael hizo un gesto de asco—, ya paren por favor.


Lucy separó los labios de Alan y acunó su rostro entre sus manos.


—Te amo y estoy orgullosa de que accedieras a esto —dijo Lucy con lágrimas en los ojos—, te esperaré adelante.


Alan le beso la mejilla con mucho afecto. Lucy, Bael y Estefan se retiraron hacia sus asientos y padre e hija se quedaron rezagados esperando su momento para caminar hacia el altar.


—Siempre estaré para ti ¿lo sabes verdad? —habló Alan apretando el brazo de Gabriela.


—Lo se papá —sonrió Gabriela intentando que más lágrimas no estropearan su maquillaje nuevamente—, lo se.


—Hablo en serio —siguió Alan—, a cualquier hora y en cualquier lugar, yo siempre estaré para ti. Yo siempre te cuidare.


Gabriela apretó su brazo cuando la música empezó a sonar y Liana fue la primera en ingresar con un lindo vestido color vino al igual que las damas de honor. Las demás la surgieron para ponerse en sus lugares de damas de honor.


Jose sentía que iba a morir de un paro cardíaco en cualquier momento. Su lobo estaba como loco porque había captado el olor y la presencia de Gabriela. Las damas de honor al fin desaparecieron de su vista. Y cuando creyó que ya podía respirar, la visión de Gabriela hizo que perdiera el control de sus sentidos.


Gabriela era una diosa angelical que parecía flotar hasta él. Estaba tan hermosa que Jose sentía las ganas de arrodillarse ante ella. Sus miradas chocaron y ya no importó nada más. Jose estaba tan feliz que sentía que había valido la pena todo el suplicio que pasó, si esta era su recompensa.


La amaba tanto que sentía que su razón de nacer era únicamente para estar a su lado.


HEIRS OF THE RISING KINGDOMWhere stories live. Discover now