—¿Dónde está el imbécil de Estefan? —Gabriela se cruzó de brazos mirando a todos lados—. No me gusta esperar a nadie.
—Nosotros siempre te esperamos —dijo Odette risueña.
Gabriela la miró irritada.
—Ustedes tienen el honor de esperar mi presencia, pero siempre llego temprano a los entrenamientos porque es algo importante para todos —dijo Gabriela con gesto de autosuficiencia—. Sin excepción.
Todos pusieron los ojos en blanco.
Bael miro su reloj.
—¿Alguien lo ha llamado? —preguntó Bael con su habitual cara de fastidio.
—No me contesta los mensajes —le contestó Liam—. Pero siento su presencia dentro del palacio.
—Ya sé que pasa —Gabriela se apoyó en su gemelo aburrida—. Seguro se le han pegado las sábanas junto a Joon. Ya saben, tiene al pobre Joon sin respirar.
Bael y Liam hicieron cara de asco.
—Tal vez debería ir a buscarlo —hablo Theo con amabilidad—. Mis papás nos esperan en el campo de entrenamiento desde hace diez minutos.
—¿Quieres que te acompañe? —preguntó Taylor.
Todos estaban en la puerta del palacio a la espera de Estefan y Joon, vestidos de ropa deportiva color rojo carmesí como sus nuevos uniformes militares. Taylor no quería quedarse sola con la familia de Theo. Noel también estaba ahí, pero estaba ten embelesado con su mate que no le prestaba atención en lo absoluto.
Antes de que Theo le respondiera, Estefan junto a Joon aparecieron algo agitados por las prisas.
—¡¿Por qué se han demorado tanto?! —exclamó Gabriela furiosa.
—Tenemos que contarles... —Estefan miro a Taylor y a Noel con repudio—. ¿Qué hacen estos aquí?, ¿No se supone que este era un entrenamiento del escuadrón?
—Mi tío Jaime les dijo a mis papás que los incluyeran en el entrenamiento de hoy para ver cuál es su nivel de lucha —le explico Theo.
Estefan se mordió la lengua al ver el rostro sonriente de Theo.
—Creo que es una buena idea —dijo Gabriela.
Todos voltearon a verla, sorprendidos.
—Será una buena oportunidad de mostrar el nivel que tenemos, ¿No es cierto?
Gabriela miró a Noel de manera asesina y la mayoría entendió porque había dicho aquello.
—Si, así podemos conocernos mejor —habló Bael sonriéndole a su hermana.
Bael aún tenía la espina de la revancha atorada en la garganta.
Estefan también miro a Noel y Taylor con su sonrisa maniática.
—Si... —dijo vagamente—, no es una mala idea.
Noel tembló y Taylor los miró desafiante.
—Será lo mejor que nos pongamos en marcha —dijo Theo mirando su reloj sin darse cuenta de las miradas que se cruzaban entre su mate y los semidemonios—. Mis papás se enojarán si los hacemos esperar más.
Juntos caminaron hacia los autos que los llevarían al campo de entrenamiento. Theo, Noel, Taylor y Odette subieron en un auto separados de los demás.
—Si saben que sus primos me mataran, ¿verdad? —dijo Noel con un tono de broma, pero con un miedo real.
