Capítulo once

2.1K 183 49
                                    

Ayden

—¡Blake! —Unos pequeños brazos me envuelven por la cintura antes de poder reaccionar y sonrío sin poder evitarlo.

Consigo agacharme y le devuelvo el abrazo a Dustin.

Ha crecido. La última vez que lo vi me llagaba hasta la cadera, y ahora casi está en la mitad de mi cintura.

Despeino su pelo rubio de manera cariñosa y río ante la mueca que pone, pero no se queja, ya está acostumbrado.

—¿Cómo estás, pequeño? —pregunto mientras cojo su mochila, la cuelgo en mi espalda y le tiendo la mano. Él la acepta encantado y empezamos a caminar.

—No soy pequeño, tengo ocho años y medio —replica.

Alzo las cejas, fingiendo sorpresa.

—¿Des de cuando eres tan mayor?

Suelta una pequeña risa que me hace sonreír también.

Dustin es el hermano pequeño de Declan, mi mejor amigo. Ayer me llamó desesperado, pidiéndome que le hiciera el favor de ir a recogerlo ya que a él le había surgido algo muy importante a último momento. Acepté encantado, adoro a Dustin y tampoco tenía nada que hacer hoy. Además llevaba ya bastantes meses sin verlo.

Nació justo cuando Declan y yo nos conocimos, grabando la primera película de una trilogía.

Nunca se me han dado bien los niños pequeños, son... raros. No sé cómo comportarme cuando estoy a su alrededor, pero con Dustin y Noah es diferente. Supongo que es porque los conozco desde que nacieron, así que me gusta pasar tiempo con ellos.

—Hola, ¿podemos hacernos una foto contigo? —una niña me devuelve a la realidad.

Es pequeña, aunque diría que es un poco mayor que Dustin, de once años más o menos, como Noah. Está rodeada de tres chicas más y todas me miran con adoración.

—Claro —asiento.

Dustin se hace a un lado y espera pacientemente. Está muy acostumbrado a que cuando está, tanto con Declan como conmigo, nos pidan fotos. Me sabe mal, pero no lo he visto quejarse de esto ni una sola vez.

Es un muy buen niño. Me alegro de que su personalidad y actitud no sea como la de su madre.

Sin darme tiempo a reaccionar, las cuatro niñas saltan encima mío y me abrazan por la cintura. Pierdo un poco el equilibrio pero me recupero rápidamente.

Que niñas tan pequeñas me paren por la calle para pedirme fotos me pasa muy de vez en cuando. Aún sigue sorprendiéndome porque no considero que las películas en las que salgo sean aptas para menores de quince años, pero no me quejo, siempre son las personas más educadas y ya sabrán los padres lo que les dejan ver a sus hijos.

Delante de mí veo a una señora, seguramente la madre de alguna de ellas, sujetando un teléfono con la cámara apuntando en nuestra dirección y mirándonos muy sonriente.

Tras tomar la foto, las niñas vuelven a abalanzarse sobre mí y sueltan pequeñas risas. Después, la madre que ha tomado la foto me da las gracias y tras despedirme, vuelvo a coger a Dustin de la mano y volvemos a caminar.

Entre nosotros dos | SEGUNDO LIBRO Where stories live. Discover now