『"Te quiero"』Camus x Hilda

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Aclaraciones: Fic ubicado posterior a la batalla contra Hades y Loki; en universo alterno donde los santos son revividos.

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"Te quiero"

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El motivo por el cual, Camus de Acuario se quedó en Asgard, mientras sus compañeros volvían a Grecia, fue para, principalmente, hacer un favor a la dama Hilda. En la batalla contra Loki, Asgard perdió a muy buenos soldados, cuyo único pecado fue ser engañados por un falso salvador.

Dejar sin alguna protección a dicho lugar, sería equivalente a condenarlo. Siendo que el dios Odín les había devuelto la vida, a él y al resto de santos dorados; además de la libertad de hacer lo que quisieran con ella, Camus no pudo sencillamente irse y dejar a Frodi de Gullinbursti con todo el peso de entrenar a los nuevos reclutas.

Claro, él no se había enlistado como mentor, sólo había prestado su ayuda como un vigilante más del orden; sigiloso, casi anónimo.

Desde hace 4 meses, que vivía en el palacio de Valhalla, las cosas habían estado bien. Eso claro hasta que una noche, su puerta fue tocada un par de veces.

Extrañado por la presencia que sentía afuera de su alcoba, Camus dejó de leer un viejo libro escrito en nórdico antiguo, y fue a abrir.

Su manejo del idioma, sobre todo el antiguo, era de nivel intermedio, y siendo ayudado por las hermanas, Hilda y Fleur con su elevado conocimiento en los idiomas, griego y francés, Camus comenzaba a entender algunos escritos con más facilidad.

Nunca sabría que aquello iba a serle de utilidad esta noche.

—Dama Hilda —dijo con respeto, viendo a la mujer usando un delgado y largo camisón blanco que, para nada, transparentaba su ropa interior.

—Lamento ser tan inoportuna —musitó sonriendo apenada.

—No se preocupe por eso. ¿Hay algo en lo que la pueda ayudar?

Él esperaba que la dama Hilda hablase de presuntos atacantes, o de algún problema con la nieve y pueblerinos atrapados en sus casas debido a ella; sin embargo, no se esperó que la elegante mujer sacase de su manga larga y ancha, un pergamino que se veía casi nuevo.

—Lo recibí esta mañana junto al resto de la correspondencia. No está firmado, pero eso no me preocupa; el asunto es que... —desenrolló el pergamino para mostrarle escritura griega, Camus frunció el ceño cuando ella le señaló lo último que ponía—. No entiendo esto.

—Ya veo —musitó Camus, sosteniendo dicho pergamino, para leerlo mejor; dejando que la dama se acercase más a él.

—Sé que debería esperar hasta mañana, pero... no pude con la curiosidad. —Alzó su mano derecha para indicar con dedo la misma frase—. Sé que aquí dice "quiero", pero me cuesta trabajo entender lo demás.

Camus al mirarla sorprendido porque él no sabía eso, ella soltó una risita.

—Hablo bien el griego, pero leerlo y escribirlo es un poco complicado para mí —admitió con pena—. ¿Podría traducírmelo?

—Mmm. ¿De verdad quiere...? —musitó un poco incómodo.

—Por favor —pidió ella.

—De acuerdo, dice: "te quiero más de lo que imaginas, pero por eso mismo, he decidido alejarme de ti; tu corazón pertenece a alguien más". Eso dice.

—Oh, así que era eso —dijo ella sonriendo apenada, recibiendo el pergamino de vuelta.

—¿Le quieta? Podría rastrear a quien lo envió, nunca se sabe quién pueda estar detrás de esas notas.

—Tal vez... bueno, no creo que sea algo malo... pero... me iré a dormir; muchas gracias por su ayuda —sonrió con más calidez antes de dar vuelta y comenzar a caminar—. Qué tenga una buena noche.

Encontrando extraña esa reacción, aludiéndola a que quizás, la dama Hilda se había incomodado tanto como él sobre esa carta que, a todas luces, era una declaración amorosa indeseada, Camus decidió que trataría de averiguar quién la había enviado y luego asegurarse de que no fuese un peligro.

Aunque...

¿Qué quiso decir con eso de "tu corazón pertenece a alguien más"?

«Eso no es tu asunto» se dijo severo.

Camus echó una mirada seria y silenciosa por el pasillo antes de dar vuelta y meterse a su cuarto.

—FIN—

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