『"No te quiero"』OC x Mū

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Aclaraciones: Fic ubicado posterior a la batalla contra Hades y Loki; en universo alterno donde los santos son revividos.

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"No te quiero"

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A diferencia de lo que la creencia popular (creyente de los horóscopos) dictaba, Mū de Aries no era un hombre impulsivo, fogoso, aventurero, ni mucho menos alguien que pudiese ser provocado con facilidad, como "se supone", debía ser, dado el signo zodiacal cardinal de fuego bajo el que había nacido.

Claro... siempre había una primera vez, y si él debía ser honesto consigo mismo, esa primera vez, le daba un poco de vergüenza.

Yendo de vuelta al templo que debía proteger, Mū de pronto detuvo sus pasos y reconociendo que su actitud no había sido la correcta, giró sobre sí mismo y caminó en sentido contrario.

«No hice nada malo» se dijo, tratando de calmar su propio sentimiento de pena, «sólo vuelvo porque... no me expliqué bien».

Llegó más rápido de lo que planeo. La carpa pequeña de color rojo vivaz que cubría del sol una mesa, una silla, y a una persona sentada en ella, le dio la bienvenida... otra vez.

Si tan solo no se hubiese dejado cegar por la momentánea y humana curiosidad...

—¿Vienes a pagarme? —preguntó la dama de aproximadamente 30 años; sin verlo; barajeando unas cartas de tarot desgastadas.

—Sí —dijo Mū con un ligero tartamudeo.

Dejó unas cuantas monedas sobre la mesa. En realidad, no había vuelto por eso, pero admitía que fue muy grosero de su parte no haber pagado por un servicio que (creyente de esto o no) se le dio.

—Escucha... también, quisiera, disculparme... por todo —dijo cada palabra entre pausas prolongadas.

—Acepto su disculpa, caballero. —Con la mayor frialdad del mundo, la mujer de cabello castaño, lacio hasta sus hombros, tomó su dinero y lo guardó en alguna parte de su gran bata azulada con estrellas bordadas con hilo plateado; luego le miró seria—. ¿Necesitaba algo más?

—Sí. ¿Cuál era...?

Ella frunció el ceño.

—¿La última carta?

Él asintió.

Ella pareció meditarlo, pero luego ablandó su expresión, desviando su mirada hacia otro lado.

—Perdón; la olvidé.

Considerando que lo ocurrido había pasado hace casi una hora, Mū no quiso discutir más.

—Entiendo. En-entonces... ya me voy. Suerte.

—Si las anteriores cartas no se equivocaron, usted es el que va a necesitar esa suerte —expresó con resentimiento.

Entendible.

Un extraño le dijo en su cara, en su humilde puesto, bajo las miradas de algunos testigos que pasaban por ahí, que su trabajo era una tontería; y luego se fue sin pagarle.

Aunque... por otro lado, las anteriores cartas sólo habían presagiado cosas malas: "tiempos difíciles; cuidado al tomar una decisión futura en un par de semanas; una persona cercana estaba planeando hacerle un daño (no mortal) y con toda probabilidad sería del signo cáncer; precaución con su salud; recomendaciones de no dar todo por sentado; buscar alguna forma de relajarse...", y quién sabe qué tanta estupidez más.

Mū había tenido una semana muy difícil empezando por una grave fiebre que le había dado a Kiki... él había querido al menos oír que su futuro tenía cosas no tan desagradables a partir de esos momentos... ¡pero no!

»Tanta desgracia es una ridiculez —había espetado fastidiado, levantándose.

»Hágame el favor de no gritarme a mí, es su destino el que yo interpreto con mis cartas, no lo que deseo que le ocurra.

»Tonterías... son solo tonterías...

»Aaah... no me gustan los clientes difíciles —resopló para sí misma mirándolo aburrida.

»Las adivinas y sus cartas tampoco son de mi agrado.

A ella le sorprendió que él hubiese podido oírla siendo que fue cuidadosa al hablar bajo, aprovechándose del ajetreo del pueblo. Por otro lado, se supone que él se había levantado y alejado un poco para ya no oírla.

»Eso no cambiará nada —en su defensa, aferrándose a su calma, ella señaló las cartas y lo dejó irse indignado sin pagarle.

La mujer ahora le veía irse otra vez; y sin que Mū se dio cuenta, pero apenas lo tuvo lejos, ella desvió su mirada hacia el montón de cartas que había dejado bocabajo sobre su mesa al tomar el dinero.

La primera y la que estaba dándole la espalda, fue la que ella tomó y giró para mirarla.

Era la misma que él vio y no quiso oír su significado en su momento.

—Lo lamento —le dijo a "La muerte"—, pero sé que si le decía que eras tú, posiblemente se pondría peor. Dejémoslo en paz. Si nos necesita, volverá.

—FIN—

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