Capítulo 8: Verdades

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Stephanie

Me remuevo en la cama buscando el calor de mi hombre, pero no lo encuentro por lo que abro mis ojos despacio para adaptarme a la claridad
de la luz, acto seguido me siento en la cama al tiempo que suspiro agotado,
hace semanas que me la paso cansada, pero sé que es normal en el embarazo, o al menos eso dice mi hombre que se la pasa leyendo libros de paternidad.

La luz de mi celular llama mi atención, así que estiro mi brazo para agarrarlo de la mesita de luz.

Tengo varios mensajes de mis amigas, pero lo que realmente llama mi atención es el mensaje de un número desconocido. No sé bien porque, pero tengo un mal presentimiento así que me apresuro a abrir el mensaje.

Se trata de unos documentos que al principio no entiendo de que se trata, pero cuando llega el entendimiento mi cuerpo se tensa por completo. David me estuvo ocultando que su primo lo ha demandado, sabía que algo me ocultaba, pero jamás llegue a pensar que sería tan grave.

Esto es muy malo, ... si lo meten a la cárcel yo moriría, no sé qué haría sin él, ¿Qué haremos? ¿Por qué nos pasan estas cosas?

Además del documento hay fotos de él en el juzgado, incluso de mi hermano, y otras de su primo en el mismo lugar.

Mi respiración se va volviendo inestable al tiempo que voy procesando lo que está pasando, mi cerebro empieza a imaginar mil escenarios en segundos, sé que debo estar tranquila o de lo contrario perjudicaré a mi bebe,pero es imposible no hacerlo cuando se trata del amor de mi vida.

-Cariño, he regresado. -escucho su voz a lo lejos, pero no puedo responder por el nudo en mi garganta. - ¿Amor qué tienes? -me pregunta y puedo notar la preocupación en su voz al tiempo que siento sus pasos apresurados acercándose hasta donde me encuentro. Sus manos no tardan en tomar mi rostro entre sus manos para así poder inspeccionarme, y no debo lucir nada
bien porque me observa preocupado. - ¿Sucede algo con nuestra calabacita?
-pregunta al no obtener respuesta de mi parte.

-Yo ... no me siento bien. -es lo único que logro decir al tiempo que dejo caer el celular para seguidamente lanzarme a sus brazos que me reciben de inmediato mientras intenta comprender que sucede conmigo.

-Respira conmigo, Steph. – me pide al tiempo que me separa
de él para empezar a inhalar y exhalar conmigo, después de varios minutos logro recuperar el aliento y eso ocasiona que sus fracciones se suavicen. - ¿Me dirás qué es lo que pasa? -vuelve a preguntar al mismo tiempo que me agarra con suavidad de la cintura para seguidamente alzarme en sus fuertes brazos e inmediatamente enredo mis piernas alrededor de su torso, y él comienza a
pasearnos por toda la habitación mientras me susurra al oído palabras
tranquilizadoras. - ¿Estás mejor, mi amor? – pregunta después de varios
minutos.

-Sí, prométeme que nada nos separara. -le suplico sollozando
sobre su hombro.

-Me estás asustando, amor. -me dice al tiempo que intenta
separarme de él, pero no se lo permito.

- ¿Por qué no me dijiste? -pregunto hipeando.

-No sé de qué hablas, Stephanie. -dice confundido al tiempo
que empieza a dirigirnos hacia la cama, y en cuanto llegamos se sienta y me
acomoda en su regazo.

-Lo de la demanda, ... lo de tu primo. -suelto y es todo lo
que necesita para alterarse e inmediatamente se pone rígido.

-Maldita sea. -dice entre dientes. -No es importante, no es
nada por lo que debas preocuparte. Es algo de lo que me estoy encargando y lo
resolveré, lo único que necesito es que ustedes estén bien, ustedes me
mantienen fuerte. -me explica al tiempo que logra alejarme un poco de él,
dejando al descubierto mis ojos hinchados por el llanto. Sin pensarlo lo beso
tomándolo desprevenido, después de varios segundos me corresponde, nos besamos
transmitiendo todo lo que sentimos en esos momentos.

Contra el mundoOnde histórias criam vida. Descubra agora