BONUS TRACK: Playgirl

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¿Alguna vez han visto esos comentarios sobre cómo la escuela no enseña temas realmente útiles, como el cómo llevar un presupuesto, llenar una forma de empleo, o quizá incluso enseñar a hacer tus declaraciones de impuestos?

La dura realidad que se veía en Hopewell High es que, de hecho esos temas sí se instruyen, el problema es que ni los alumnos ni los maestros están súper emocionados de verlos porque los primeros son adolescentes, y los segundos no reciben pagos extras por hacerlo.

—Lo primordial es entender el régimen fiscal en el que se encuentren —el profesor Kovacs anunció en lo que escribía en el pizarrón—. Eso puede significar un mundo de diferencia, para que no paguen extra: si lo hacen mal, si eligen la opción errónea, pueden tener un empleo vendiendo pescuezos de pollo en el centro pero pagando como si fueran atletas de la NBA que acaban de comprar una mansión con sáfari de cebras incluidos. ¿Alguien tiene una pregunta?

—¿Qué tal si no quiero cebras? —Jake preguntó—. ¿Qué tal si soy más de hipopótamos?

—Bueno, me imagino que tendrá que conversar con Vida Silvestre de Canadá —el docente replicó—, pero asumo que eso fue una broma, así que le diré: ¡PONGA ATENCIÓN!

—¡Vamos! ¡Para lo que pienso dedicarme, no se deben de pagar impuestos! ¡Yo quiero ser...!

—Antes que continué, señor Zabrocki, le voy a aclarar una cosa: los traficantes de narcóticos ilegales SÍ deben declarar impuestos en este país.

—¿Que qué?

A pesar de la utilidad de la clase, seguía sin ser tomada demasiado en serio porque a la edad de un colegial, esos problemas de la vida adulta se ven tan lejanos como Shangri-La.

Pero una estudiante sí estaba poniendo especial atención al tema.

—¿Alguna pregunta? —inquirió el profesor Kovacs—. ¿Qué tal usted, señorita Greenberg? ¿Dibujando otra vez esos dibujos coreanos raros de señores besándose con señores?

—¿El régimen de entretenedores está obligado a hacer declaraciones anuales o basta con nuestros reportes mensuales?

—...perdón, ¿me repite lo que dijo?

—Es que entiendo que algunos regímenes están obligados a la declaración anual, ¿qué hay de los entretenedores? ¿Y cuál es el umbral de ingresos sobre el cual estarían obligados a este trámite?

—...vale, con gusto le respondo señorita Greenberg —el maestro tomó su texto y buscó cómo ayudarla—. Verá...

—¿No es eso algo sospechoso? —Allyson le murmuró a Jake.

—Ya lo creo. ¿Cómo que pagar impuestos? ¡¿Cuál es la puta ventaja de la informalidad entonces?!

—¡No me refiero a eso! ¡Sino a Sarah!

—¿Qué tiene Sarah?

—¡Está poniendo atención! ¡Y no es clase de arte, ni el maestro está bueno!

—Tal vez de hecho le interesa.

—Sí: a Sarah Greenberg le interesa la Introducción a la Contabilidad instruida por un profe mal pagado de literatura.

—Todos somos más complejos de lo que parecemos, rojilla —Jake explicó—. Y Sarah... sería predecible si no fuera impredecible de vez en cuando.

—¡Estoy oyendo todo lo que dicen, señor Zabrocki, señorita Martin! —el profesor alzó su voz—. ¡No soy un Chris Evans, pero tampoco estoy tan fiera! —exclamó—. Lo de mal pagado, no obstante...

La clase prosiguió con normalidad, pero Allyson no se podía quitar de la cabeza lo extraño que era ver a Sarah, ya saben, poniendo atención, escribiendo en el cuaderno, haciendo preguntas (¡Y preguntas que de hecho tienen que ver con la sesión!). No al grado de obsesionarse, pero ahí estaba, en una gaveta de su cabeza, junto a la carpeta de "vecinos rockeros", debajo de la de "trivias inútiles de pelis ochenteras".

El Club de HopewellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora