Capítulo Nueve

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Soltó un sonoro suspiro mientras disfrutaba de la suave brisa sobre su piel, admirando el hermoso color celeste que decoraba el cielo

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Soltó un sonoro suspiro mientras disfrutaba de la suave brisa sobre su piel, admirando el hermoso color celeste que decoraba el cielo. Era la hora del receso y había decidido pasarlo junto a Hiroto justo como llevaba haciéndolo las anteriores dos semanas desde que lo conoció. Su cabeza descansaba sobre el regazo del contrario mientras este intentaba hacerle unas trenzas en su negro cabello.

Las cosas habían mejorado mucho en las últimas semanas.
Su relación con Matthew se hizo más fuerte y solían verse todos los días sin falta. Jugaba con Jay y dormía con Jongwoo cuándo estaba cansado. Aprendió muchas cosas nuevas como preparar postres (gracias al tío Jay), dibujar digitalmente y hasta lavar los trastes o ayudar a Matt con las cosas del hogar; algo que nunca antes había hecho.

Regresaba a su casa a las siete de la noche dónde su abuela lo esperaba para interrogarlo con mil preguntas cómo dónde y con quién estaba, preguntas que siempre recibían una ingeniosa respuesta.

Y la mejor parte: Yejin ya no lo lastimaba. O al menos por ahora.

Ella se veía tan ocupada con sus propios asuntos como para notar que Gyuvin no estaba en casa la mayoría del tiempo y tampoco es como si le tomara importancia.

Ella había sido reclutada para un nuevo papel en una serie de suspenso, por lo que la mayoría del tiempo pasaba fuera de la ciudad y según había escuchado, pronto se iría de Corea para grabar algunas escenas en Italia.

Cuándo Gyuvin rezaba por un milagro no esperaba que fuera tan bueno. A veces sentía que estaba soñando y que en cualquier momento despertaría y volvería a su lamentable vida de adolescente. Y cuando miraba a Matt juraba ver a la persona más increíble del mundo, alguien muy fuerte y con un corazón inmenso. Lo admiraba tanto.

Matthew lo ayudaba con su tarea, cocinaba para el, veían películas juntos y le prometió que algún día lo llevaría a pescar. Se sentía realmente feliz y completo ahora que por fin conoció a su madre.

Lo único que lo mantenía inquieto era el tema de Yujin. A veces se topaban incómodamente por los pasillos o sus demás compañeros le preguntaban por qué ya no estaban juntos, y para Gyuvin era muy difícil responder.

Sentía que había tratado muy mal a Yujin la última vez que hablaron pero nunca sería capaz de acercarse y disculparse.
Principalmente porque siente que el no tiene la culpa, y quién debería disculparse y cambiar su actitud es Yujin, no él; pero también porque nunca antes había tenido que disculparse con alguien, y tampoco es como si hubiera sido criado de la mejor forma.

Jiwoong nunca le enseñó lo que estaba bien y lo que estaba mal, cómo debe tratar a las personas o con quién debería juntarse. Nunca le enseñó decir «por favor» y «gracias», ni saludar por respeto. Nunca le enseñó los buenos modales o la forma correcta de comer y fue solo gracias a una empleada de la casa que aprendió todo lo que cualquier niño aprendería gracias a sus padres, como leer, hablar y caminar.
Además, cada vez que intercambiaba mirada con Yujin este lo veía con un aire de superioridad cómo si lo odiara o
desaprobara su felicidad.

"Our baby Gyuvin" - MattwoongWhere stories live. Discover now