𝐋𝐎𝐕𝐄𝐆𝐀𝐌𝐄! ⸻emiliano "dibu" martinez

#09: caliente

#09: caliente
lovegame by malfhoe

El castaño fruncía el ceño desde donde estaba sentado, mirando su teléfono con confusión ya que no estaba acostumbrado a ver varios mensajes de su hermano mayor. Mucho menos minutos antes de entrar a jugar el último partido de la fase de grupos, dónde su mente tenía que estar enfocada en el hecho de que debía ir a jugar para ganar. Tenía que tener la mentalidad de vencedor con sus compañeros y no distraerse con cosas de último momento.

Entró al chat por unos segundos, conociendo que si lo veían los demás le empezarían a molestar nuevamente con la muchacha con la que había salido los días anteriores por sus días libres. Ya había tenido suficiente de ellos para seguir.

Su mandíbula se tensó mucho más cuando observó las capturas que le habían llegado a su hermano sobre su persona, historias en el que hablaban sobre su desempeño y tipo de jugador que era por parte de aquella persona que alguna vez había querido hasta el punto de perjudicarse a sí mismo, cosa que sí había pasado; debía ignorarlo por su bien, y solo contestó con un emoji riéndose porque no había otra forma de reaccionar.

Era un chiste para Benito, que saliera a hablar justo ahora cuando él ni siquiera era alguien importante para los demás sino hablaba de su persona. Paulo y Cristian habían intentado sacarle información de Luca cuando habían entrenado los días anteriores, insistiendo por qué comentaba en sus publicaciones con la peor de las ganas y jodía demasiado.

Su respuesta había sido un silencio prolongado junto a una risa.

No le iba dar el gusto de envenenar con su odio a sus compañeros de equipo o a su mejor amigo.

Guardó su teléfono y se terminó de atar los botines, repitiéndose a sí mismo que nada de lo que el rubio había dicho en unas historias eran verdad. Que era por el hecho de que él se encontraba jugando con los más grandes mientras él se quedaba en su casa recuperándose de una lesión que nunca iba a sanar, que siempre volvería a tener.

Porque era tan testarudo como para aceptar que podían ganar sin su persona y que eran mucho mejor que teniéndolo en el equipo, conclusión que en él había tardado en asentarse.

—La vas a romper, amigo —sintió la mano del cordobés posicionándose en su hombro; Paulo siempre le deseaba lo mejor, nada parecido a sus demás ex compañeros—. Dedicame un gol.

No pudo evitar soltar una gran carcajada, los pensamientos negativos esfumándose al escucharlo y estar en presencia de su mejor amigo.

—Primero hay que entrar a jugar —le respondió, secándose las lágrimas que se le formaron por reírse—. Ay, me hiciste llorar de la risa.

—Benito, sonreinos toda la vida —le pidió entonces De Paul, sentándose a su lado para atarse los botines—. No no' gusta verte todo serio, relajá.