Big brother

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Arthur no podía dar crédito a lo que estaba viendo. Su mente sólo podía formar una pregunta "¿por qué?". 

Recorrió con la mirada lo que tenía frente a él; un chiquillo delgado, por no decir desnutrido, Arthur incluso tenía la impresión de que, con un poco más de viento, el chico saldría volando. Su cabello grasiento y sucio se adhería por mechones a su rostro que no estaba mucho más limpio. Sus ojos. ¡Dios! Arthur se podía ver a sí mismo reflejado en los ojos del miserable niño. Había algunas costras de mugre adheridas a él, y la escena terminaba con la ropa llena de agujeros del pobre muchacho. 

Hosea tampoco parecía más contento de lo que el propio Arthur lo estaba, y ambos miraron llenos de seriedad a Dutch, que sólo atinó a encogerse de hombros. 

—¡Salvé su vida! —Se defendió Dutch más tarde, mientras dejaban a John en una gran tina con agua para que se limpiara. 

—No le salvaste la vida, sólo estás postergando su muerte. —Murmuró Arthur y Hosea lo apoyó. 

—Creí que habíamos hablado del tema la primera vez… ¡Sólo es un niño! —Añadió Hosea, que había considerado inapropiado incluso cuando acogieron a Arthur. Huir con forajidos no era un buen ambiente para un niño. 

—¡Suficiente! Basta de quejas con ustedes dos…

Los tres salieron de la tienda de Dutch, Arthur aún estaba molesto de que Dutch arrastrara a alguien más en todo eso, Hosea más bien, se sentía mal de arrastrar a ese niño a ese estilo de vida.

Cuando John finalmente estuvo limpio, Arthur se vio obligado a darle algo de su ropa, y aún cuando le dio a John un conjunto que a él ya le iba chico, de no ser por los tirantes, a John se le habrían caído los pantalones. 

—¡Mírate! ¡Estás haciendo un buen trabajo como hermano mayor, hijo! —dijo Dutch planeando el hombro de Arthur. 

El chico rubio negó. Aquello era una locura, y sin embargo… le extendió la mano a Dutch. 

—Necesito dinero. Voy a llevarlo al pueblo a conseguirle algo de ropa. Tú lo trajiste, tú cubre sus gastos. 

De mala gana Dutch le entregó apenas dinero suficiente para un conjunto de ropa (sin incluir el traje sindical). Aún así, fue suficiente para Arthur, que pronto guardó el dinero en su bolsa y fue a ensillar a su caballo. 

—Tú. Ven aquí. —Arthur señaló a John, quien, a su vez, se señaló a sí mismo y miró a su alrededor para comprobar que, no había nadie más y que, efectivamente, el rubio le hablaba a él. 

Tan pronto como se acercó, Arthur lo alzó y lo subió con él al caballo. 

—¿A dónde vamos?— Por primera vez Arthur oía la voz del niño. Incluso creyó que estaba enfermo al ser tan áspera para un niño, considerando llevarlo al médico. 

—Haremos unas diligencias, niño. 

John asintió y no dijo más durante la hora que les tomó llegar al pueblo más cercano. 

John estaba fascinado por su ropa nueva, pero más aún, de que Arthur además le comprara de su propio bolsillo otros dos conjuntos, unas botas y un sombrero, e incluso después, lo invitara al salón a comer algo. 

—Gracias. 

Murmuró mirando a Arthur cuando una mesera les llevó la cena. Arthur asintió y se dedicó en silencio a comer. 

Antes de abandonar el pueblo, fueron al médico, y ahí Arthur pudo observar las marcas del lazo con el que iban a colgar a John alrededor de su pequeño cuello. ¿Esa era la razón de su áspera voz? De cualquier manera le compró al chiquillo un frasco de tónico que lo ayudaría con su salud. 

—Deja de comprarme tantas cosas. No tengo dinero para pagarte…—Murmuró John mirando el polvoriento suelo, pateando una roca. 

—Eso lo sé. 

—¿Entonces? ¿Por qué lo haces? 

Arthur no estaba del todo seguro. ¿Lástima? No, no era eso… pena tampoco, ni compasión. Rara vez, de hecho, se tomaba el tiempo de realizar su buena acción del día, pero no podía dejar de ayudar al niño. 

—Supongo… que lo hago porque ahora soy tu hermano mayor. — soltó Arthur finalmente, recordando las palabras de Dutch. 

A John aparentemente le bastó la respuesta, por lo que dejó de molestar a Arthur el resto del camino. 

Hermano Mayor Onde histórias criam vida. Descubra agora