Capítulo 1

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Un fuerte sonido me alarmó haciéndome salir de mis pensamientos, ajusté mis lentes y me levanté guardando todas mis cosas, aunque solo era un libro y un lápiz. La campaña había sonado, se acabó la escuela. Salí a cómo pude ya que a los además no parecía importarles que yo estuviera ahí, suspiré pesado. Me dirigí a la salida.

—Hazte a un lado, nerd.— sentí el empujón haciéndome tropezar pero no caer.

—Idiota.—susurré.

Mi nombre es ________  Sloan y amo los videojuegos, amo todo tipo de videojuegos en especial Mario Bros, mi favorito de todos, es un juego maravilloso que sin mentir, lo juego desde que tenía unos seis años y aún lo sigo amando, Me divierte mucho aunque sigo sin entender porqué siempre mi personaje favorito no puede ser el principal, siempre que juego tiene que ser con Mario pero a mí me encanta Luigi. Es un personaje tan admirable.

Seguí mi camino hacia casa, iba un poco desanimada, mi vida era un asco, no tenía amigos, siempre he sido invisible ante los ojos de los demás, nadie se preocupa por mi, no siquiera mis padres. Mis padres... Ese es otro tema, ¿mi mamá? Drogadicta. ¿Mi papá? Un alcohólico que se quedó sin trabajo. Todos los días discutiendo, gritando... Mi madre se desquita conmigo cuando se enoja con él y mi papá siempre está dormido y borracho, o simplemente no está en casa, se la pasa en los bares. Si ni siquiera tengo amigos, menos he tenido novio, no soy una chica por la cual se fijen, no soy delgada, pero tampoco gorda; tengo el cabello castaño claro, corto y mis ojos son verdes, uso lentes, mi estatura es muy baja, mido 1.55, en fin, no soy la gran cosa.

Iba tan concentrada en mis pensamientos que alguien que venía corriendo choca conmigo haciéndome caer sentada, escucho el ruido de algo también caer pero solo le prestó atención a la persona que se había ido corriendo, no le importó chocar porque él no cayó, era muy alto y veloz, se perdió entre las calles.

Estaba por levantarme pero a mi lado yacía una pequeña caja envuelta en una bolsa de papel, cómo si fuera un paquete. Confundida lo tomé, era plano pero se sentía algo dentro. Me levanté y emprendí camino hacia mi destino, había guardado el paquete misterioso en mi mochila. Entré a casa y rápidamente el olor a hierba, alcohol y otras cosas raras que se mete mi mamá. Fui hacia la cocina sin hacer ruido y abrí la nevera: no había nada. Solo un pequeño plato con los restos de fideos de anoche, los calenté en el microondas.
Subo las escaleras de la casa y voy a mi habitación, no era la gran cosa, era color azul claro con cortinas negras, mi cama desordenada, el escritorio con mi computadora, consolas y demás, ¿Cómo las conseguí? Tenía trabajo de verano y los fines de semana solía trabajar en una tienda de videos pero una vez mi papá llegó borracho a buscarme, tiró dos estantes y casi golpea a mi compañero, el jefe al enterarse me despidió, ni siquiera traté de explicar que no era mi culpa.

Terminé de comer mis fideos y dejé el plato en la mesita de noche, iba a jugar Mario Kart pero recordé el paquete. Tomo mi mochila y lo saco, con cuidado comienzo a abrirlo rompiendo el papel y lo saco. Era caja de plástico vieja y descuidada, lo abrí con cuidado y había un disco plateado, también había un papelito con los números 63-29 -72- 45 en letra desordenada. Con el ceño fruncido inspeccioné el disco, parecía normal. Mis ganas de insertarlo en mi computadora eran enormes pero también tenía miedo de que tuviera algún virus. Pero sabemos que la curiosidad es más grande.

Cerré con llave la puerta de mi habitación por si acaso, encendí la computadora e inserté el disco, en eso empezó a fallar la pantalla, aparecían cuadros de colores y parpadeaba mucho hasta que se apagó. Bufé de molestia, hice una estupidez, ahora me iba a quedar sin computadora y es todo gracias a mi curiosidad; pero algo llamó mi atención, la pantalla se puso en negro y aparecieron ocho líneas chicas de color verde, la primera parpadeaba cómo indicando a qué escriba algo, fue entonces que recordé el papelito. Me levanté de la silla y fui por él, copié el código y esperé a que pasará algo y así fue, la computadora de nuevo empezó a fallar y no solo eso, empezó a oler a quemado y eran los cables y dónde había puesto el disco, empezaron a salir chispas, me levanté asustada alejándome, explotó. La pantalla se puso blanca pero brillante, brillaba demasiado para ser solo la pantalla.

Temerosa pero con curiosidad me acerqué lento, quería tocarla y así lo hice, la toqué pero no toqué la pantalla, parecía no haber fondo, me extrañé. Empezó a temblar, el cuarto se sacudía con fuerza y la luz  crecía con tanta intensidad que iluminó toda la habitación y me hizo taparme los ojos, sentí un ligero aire golpearme y como algo me jalaba.

Sentí que caía, mi cuerpo vibraba y sentía cosquillas en el estómago, no quería abrir los ojos....

La princesa perdidaWhere stories live. Discover now