—Papi no grites que me duele la cabeza —se quejó Gabriela con voz lamistera—, estábamos festejando nuestro cumpleaños, ¿No me vas a saludar por mi cumpleaños?
Alan estaba a punto de replicar con más gritos cuando Lucy ingresó a la cabaña arrastrando al pobre Murat.
Auguste empezó a reírse hasta que un lobo de fuego empezó a gruñirle.
—Tío discúlpanos —habló Liam intentando recuperarse—, de verdad, solo queríamos divertirnos un poco y...
Isaac empezó a vomitar.
Todos soltaron muecas de disgusto.
De pronto empezaron a flotar en el aire.
—Papá —Bael se quejó dejándose llevar por los poderes de su padre—, solo fue una borrachera...
—Creo que me voy a caer Liam —chillo Leia.
—Esto es divertido —se rio Taylor.
—Oh magnífico gran señor de las tinieblas —hablo Noel—, tenga piedad de nosotros.
—¡¿Dónde está mi ropa?! —grito Murat que solo estaba en calzoncillos.
—¡Tío por favor déjanos en el suelo! —hablo Theo—. ¡Prometo que ya no tomaré!
—Yo ya estoy acostumbrado —hablo Joon—, pero ahora mismo estoy tan mareado que creo que vomitaré al igual que Isaac.
Estefan seguía dormido, Auguste gritaba en francés, Odette intentaba calmar a Noel, Chad, Natsuki y Dorniar eran lo suficientemente sensatos de no decirle nada a Alan.
Alan los ignoró y salió de la cabaña caminando por el bosque aun con los jóvenes capturados con sus poderes. Cuando llegó a un río cercano, los lanzó sin ningún cuidado.
Estefan despertó alarmado electrocutando a todos.
Alan empezó a reírse a carcajadas mientras los chicos salían como cachorros llorosos y empapados.
—¡Papá! —chillo Gabriela muy molesta, escurriendo mucha agua al salir—. ¡Eres muy malo!
—Oh mi amor —Lucy sacó su pañuelo e intentó limpiarle la cara a Bael—. ¡Alan eres un bruto!
—Esto es para que aprendan a comunicarse —Alan ya más alegre fue a abrazar a su hija que hacía un puchero—, Matt estará furioso cuando vea su casa.
—Me largo —gruñó Estefan empapado y de muy mal humor.
Sujeto a Joon y salió volando a gran velocidad.
—Yo llevaré a tu mamá volando, los que vuelan lleven a alguien —empezó a ordenar Alan—, los que pueden transformarse, lleven a los que quedan en su lomo, nos espera un almuerzo de cumpleaños y una docena de padres furiosos. No podemos demorarnos más.
CAPÍTULO 51.- tercer fragmento
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