𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈𝐈𝐈 ~𝐇𝐚𝐲 𝐪𝐮𝐞 𝐢𝐫𝐬𝐞~

29 5 0
                                    

Estaba dormida, con la mano de Gabriel rodeándome la cintura cuando de repente un ruido nos sobresalta a todos. Miro a Dariush, quien es el encargado de hacer la guardia después de Zhen Zhen, pero incluso este parece sorprendido.

— Ya. — Dice Gabriel, mirando alrededor. — Hay que irse.

Nos destapamos y recogemos nuestras cosas tan rápido como podemos, intentando dejar el mínimo rastro posible de que alguien haya pasado la noche aquí.

La no tan apacible calle teniendo en cuenta que estamos en un apocalipsis daba más miedo de noche de lo que daba cuando habíamos llegado.

Las sábanas que alguien había dejado tendidas para que se secasen al aire se había convertido en un interminable laberinto del que no podíamos salir. Eso sin tener en cuenta que estamos todos cagados de miedo porque repito, estamos en medio de un ataque alienígena que a saber dónde estaban ahora.

— ¿Ves algo? — pregunta Dariush, mientras avanzamos entre las telas.

— No, vamos.

— Chicos, deberíamos volver. — Dice Pirro, mirando a todos los lados.

— No, ahora no podemos. — Le corta Dariush, sorprendiendo a todos teniendo en cuenta que era el más gallina.

— Así es como muere la gente en las pelis. — Argumento a favor de la idea de Pirro.

Vamos apartando las sábanas rápido, rezando por no encontrarnos con uno de esos perro/bicho/alien/asesino.

— Chicos, ¿vosotros veis algo? — Pregunta Zhen Zhen, mirando a mi alrededor.

— Yo solamente veo sábanas, y huelen fatal.

— ¿Gabriel? — Pregunto al notar como una sombra se mueve detrás de mí.

Pero Gabriel está delante mío.

Grito cuando me giro, encontrandome con algo completamente negro con un arma en la mano.

Doy tres pasos hacia atrás, intentando alejarme de la pistola que me está apuntando cuando chocó contra otra cosa. Estoy apunto de desmayarme cuando alguien, más bien Gabriel me da la mano. Aquí es cuando me doy cuenta de que estoy espalda contra espalda de los chicos y mi alivio no tarda mucho en esfumarse.

Estamos rodeados de esta gente de vestimenta extraña, los cuales nos apuntan con el arma.

— ¡Ni un paso más! — Nos ordena uno de ellos.

— ¿Que hacéis aquí? — Nos pregunta otro. — Estamos en plena invasión alienigena.

— No me digas, tío. — Digo, mirando alrededor.

— Dre, no es el momento. — Me regañan Gabriel y Pirro.

— Perdón.

— ¿Por que lleváis mascaras como las de la purga? Eso es de miedo.

— Ah, qué graciosos. Tenéis algo que estamos buscando.

— ¿Dignidad? — Digo, mirándolos de arriba abajo.

Al tipo que tengo delante no parece haberle hecho gracia lo que he dicho, porque acerca aún más su arma.

— ¿Qué has dicho?

— Que todo el mundo se calme. — Dice otra persona más, caminando a grandes pasos.

Por favor, ¿cuántos de ellos había?

— Mirad que tenemos aquí. — Dice el recién llegado, dando una vuelta a la rotonda para vernos a todos. Una vez llegado a un punto "medio" se quita de manera ridículamente lenta la máscara que le cubre el rostro.

— ¡Lou! — Gritan Dariush, Pirro y Zhen Zhen al mismo tiempo. Los tres chicos comienzan a armar todo un revuelo, hablando todos a la vez.

— Eh, espera. ¿Conocéis a este tío? — Medio pregunta medio grita Gabriel, avanzando unos cuantos pasos, alertando a los demás y haciendo que vuelvan a subir las arma que antes habían bajado.

— ¿Si lo conocemos? Si, si, claro que sí. — Dice Dariush, contento como nunca. — Somos amigos desde hace mucho tiempo. ¡Lou, mi hermano!

— ¿De que lo conocéis? — Pregunto yo esta vez, siendo ignorada de manera olímpica.

—Quería liberarte... Alex era el que quería dejarte ahí y yo decía: "Tío, lo liberamos, es un ser humano." ¿Te importa decirle a estos bellezones, los que nos apuntan a la cara con estas escopetas que no... lo hagan?

Hay un momento de silencio.

— Nadie debe resultar herido esta noche. — Dice, sin apartar la vista de nosotros de una manera demasiado sombría como para que sea buena señal. — Pero Alex, ¿serías tan amable de darme el collar?

— No lo tengo. — Contesta Alex, bajando la camiseta para que vean que no miente.

— ¿Quién lo tiene? — Su tono sigue siendo tranquilo, pero cada vez está más no se si nervioso o enfadado.

Sea cual sea da igual porque ambas son horribles.

— Vamos, decírmelo y os dejaremos en paz.

Los cuatro se giraron a verme expectantes, dándoles la clara pista de que soy yo la portadora de la llave y no Alex. Ahora es a mi a quien "Lou" se dirige.

— Dámelo, bonita.

Miro a los demás, sin saber muy bien cómo proceder.

— Adrestia, por el amor de dios, dáselo. — Exclama Dariush exasperado.

— ¿Eres Adrestia? — Ignoró al hombre que tengo delante y miro a mis amigos.

— Es la única opción de derrotar a los aliens. — Les digo como si no lo supieran ya.

— Ya, y alguien pagará mucha pasta por ambas. — Al ver que no respondo se acerca aún más. — Dame. La. Llave. — Ha pasado de pedir a demandar.

— No puedo. — Le digo, escondiendo la llave debajo de mi camiseta.

— Espera. — Dariush para a todo el mundo. — ¿Como que alguien va a pagar una pasta por ambas?

Miró otra vez al hombre, quien solo me dedica una mirada cínica.

— Digamos que el profesor Miller va a estar más que contento por volver a ver a su hija.

— No. — digo, poniéndome cada vez más nerviosa. — No es posible.

— Cielo, si vas a huir la primera regla siempre es cambiar de nombre. — Da dos pasos más. Lo tengo encima, pasa una mano por mi rostro apartando un mechón de mi cara. — Un error de novata.

—Era imposible que supiese que estaba aquí.

— Si solo fuese por ti, si. Lo admito, no sabría ni de tu existencia. Pero teniendo un nombre tan poco común como el de Adrestia fue fácil saber quién eres.

— ¿Si no me conoces porque sabes de mi?

— Porque a tus amiguitos se les fue la lengua. — Mire al trío que había entrado en la comisaría, los tres apartaron la mirada. — ¿Amiga que sabe ruso, a la que le habla una astronauta dando órdenes directas y que sabe activar una nave, la misma que porta la llave para salvar a la humanidad? Sería de necios ignorar a alguien así.

— Con esa información no es suficiente para llegar a mi.

— Si, si tienes los contactos adecuados. Ahora, dame la llave y prepárate para ver a tu padre. 

𝑭𝒍𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒄𝒖𝒆𝒍𝒈𝒂𝒏 𝒃𝒐𝒄𝒂 𝒂𝒃𝒂𝒋𝒐 [𝑮𝒂𝒃𝒓𝒊𝒆𝒍 𝒙 𝑶𝑪]Where stories live. Discover now