🧾Epílogo🧾

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"Su mirada los delata,

él muere por ella y ella vive por él."


Arthur Müller. 


Tenía la mitad de mi vida en mis brazos mientras mi otra mitad descansaba en la cama. Por las ventanas llovía un poco, pero eso no me impedía seguir apreciando la pequeña criatura que intentaba arrullar.

—¿Le estas cantando en francés? —alcé la mirada.

Michelle es hermosa, e incluso con esas ojeras debajo de sus ojos, el cabello despeinado y cansancio en su mirada. Seguía siendo hermosa.

—Tal vez —sonrío.

Bosteza para luego pasar el dorso de sus manos en los ojos, alza los brazos estirándose un poco para luego sentarse en la cama. Me levanto incapaz de dejar de sonreír mientras la miraba.

—¿Despertó hace rato? Debiste levantarme para darle de comer... —la coloqué en sus brazos con cuidado.

—Mereces dormir un poco, además, siempre te recuerdo dejar un biberón lleno por eso mismo. Puedo alimentarla mientras descansas —susurro bajando la mirada, en el instante en que posa sus manitas en el seno de su madre mi sonrisa se ensancha—, te dije que era una niña.

—Nunca me lo dijiste —frunce los labios, ladeando la cabeza.

—Lo sospeché.

Rodó los ojos, sus dedos acariciaron la pequeña nariz de Irina. Relamo mis labios, soltando un suspiro leve que llamó su atención. Me mostró una sonrisa amable mientras alimentaba a nuestra hija.

Nuestra hija. Ni siquiera podía creer que fuese posible, aunque algo dentro de mí siempre me dijo que sí. En el instante que lo confesó, no me importaba nada más que el hecho de que ella esperaba un hijo mío. Solo mío.

No había nadie. Nunca hubo nadie más.

—¿Qué pasa? —alcé la vista.

—Cásate conmigo.

—Te responderé lo mismo que cuando me lo pediste mientras traía a Irina al mundo. Ya estamos casados.

Negué incontables veces sosteniendo sus mejillas, como si de esa forma la haría entrar en razón ante lo que siento.

—Es diferente...

—Definitivamente, ese día estaba fea y llena de sangre.

Bufé.

—Estabas hermosa y llena de vida —contradije—. Michelle, siento tanta felicidad que podría explotar aquí mismo.

—Dramático como siempre, Müller.

Sí, algunas cosas no habían cambiado en estos meses...

Me acomodé en mi lugar, queriendo intentarlo nuevamente. Terminó de alimentarla para luego sacarle los gases, solté una pequeña risa en cuanto salieron todos.

Jodidamente, soy feliz.

—Navidad se acerca y quiero estar contigo —antes de que dijera algo, agregué—. Con las dos. Mierda, yo... quiero ser tuyo, Michelle. Más de lo que soy ahora.

Esperé ansiosamente una respuesta, no dudaba que me quería. Pero siento que hay algo que le impide decirme que sí.

Ya no había tratos, ni más reglas. ¿Por qué esperar?

Divorcio por el contrato (1) ✓Where stories live. Discover now