0 4 5

973 106 1
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.







RM


—¿Cambiaste de idea? —Con mi llave en la cerradura de la casa de huéspedes, miré por encima de mi hombro hacia donde estaba Jin con las manos metidas en sus bolsillos.

Las luces alrededor de la piscina brillaban sobre el agua e iluminaban su cabello como un halo, y cuando sacudió la cabeza y dijo:

—No —me pregunté si era él el que hablaba o los dos shot que había tomado en la camioneta de camino a casa.

No habíamos dicho mucho desde que dejamos los túneles en el estadio, pero durante todo el viaje de vuelta, me había dado cuenta de que los ojos de Jin vagaban sobre mí. Mi cara, mi pecho, mi polla dura como el infierno, que no tenía ninguna esperanza de ocultar, y cuando tomó el whisky y lanzó un trago, sólo podía empezar a imaginar lo que estaba pasando dentro de esa cabeza suya.

Cuando no abrí inmediatamente la puerta, Jin ladeó la cabeza y dijo:

—¿Quieres cambiar la tuya?

Una sonrisa tiró de la esquina de mis labios mientras miraba hacia abajo a mi erección.

—¿Qué te parece?

Jin caminó hacia adelante hasta que estuvo tan cerca que la brisa nocturna tuvo dificultades para interponerse entre nosotros.

—Creo que deberías abrir la puerta antes de que uno de los chicos salga y escribas otro soneto sobre tu... frustración.

No puedo decir que no le advertí, pensé, mientras giraba la llave y abría la puerta. Me hice a un lado, así que Jin tuvo que caminar a mi lado para entrar, y mientras él pasaba, inhalé profundamente, su olor embriagaba cada uno de mis sentidos. No veía la hora de desnudarlo y subirme a él. Quería probar, tocar y joder cada centímetro de él. Pero también sabía que tenía que jugar esto bien. Esta era la primera vez para Jin, y aunque él había dado todas las indicaciones de que lo deseaba, lo necesitaba fuera de su mente rogándolo antes de que llegáramos allí.

Cerré la puerta y me aseguré de pasar la cerradura, lo último que necesitaba era una visita a medianoche de uno de los chicos si les daba la gana, y cuando me di la vuelta para encontrar a Jin parado al pie de mi cama, me dije que debía calmarme.

—Si no te conociera mejor, pensaría que estás nervioso —dijo Jin mientras me miraba a través de la habitación.

—Pero ya que sabes que es una maldita mentira, ¿qué piensas que soy?

Jin miró por encima de su hombro a la desordenada cama que ocupaba la mayor parte del espacio vital de la casa de huéspedes y dijo:

—Estas tenso —y cuando volvió a poner los ojos en los míos, añadió—: Cargado. Envarado.

斤¹ [ NamJin ]Where stories live. Discover now