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RM

Ángel no podía decir que no le advertí, y a juzgar por la falta de protesta mientras me ponía en pie, no creí que estuviera a punto de decirme que me quedara quieto por segunda vez. Así que no me sorprendió en lo más mínimo cuando los ojos de Jin dieron una vuelta por mi cuerpo de pies a cabeza y cada centímetro en el medio... y ahora mismo, había varios centímetros más de lo normal.

Bueno, eso no era exactamente cierto. Alrededor de Jin, esos centímetros se estaban convirtiendo en la norma, especialmente desde que los chicos se habían ido y yo lo había pillado mirándome con un nuevo tipo de hambre en sus ojos. Una que era muy cercana a la mía, si tuviera que hacer apuestas.

Jin había pasado de mirarme con curiosidad y confusión, a mirarme abiertamente, y eso me ponía a mí y a mi pene en éxtasis. Anoche había sido claramente un punto de inflexión para él, a juzgar por las miradas ardorosas y ese comentario que había hecho sobre cómo me vería corriéndome, y no había manera de que dejara pasar esta oportunidad, esa apertura que Jin me había dado.

-Me comportaré. Podríamos hacer un poco más hoy -dijo Jin mientras me miraba desde detrás de la seguridad del piano cerrado, que estaba en el lado opuesto de la habitación donde yo había estado en el sofá, y eso ya no era suficiente.

-No hay manera de que vayamos a terminar más -dije mientras caminaba y me detuve al final del piano.

-Eso no lo sabes.

Jin soltó un gruñido y tiró el bloc de notas sobre el piano, luego miró a las teclas como si le ayudaran a encontrar lo que se estaba perdiendo.

El pobre tipo estaba frustrado, bienvenido al puto club.

-Mira -dije mientras me dirigía hacia él-. ¿Por qué no nos vamos de aquí un rato? Los chicos tenían razón, te ayudará a despejar la cabeza.

Jin se volvió en el asiento e inclinó la cara hacia arriba hasta que me miró.

-¿Salir de aquí? Sin ofender, pero ver mujeres en bikini no me va a inspirar ahora mismo.

Me reí y puse una mano sobre el piano para poder inclinarme hacia abajo hasta que nuestros labios estuvieron separados sólo unos centímetros.

-Gracias a Dios por eso, de lo contrario esto será muy incómodo para ti.

Antes de que Jin pudiera preguntar qué, enredé mi otra mano en su pelo y tomé su boca con la mía, tomando el beso que me habían negado hasta este mismo momento. Los labios de Jin se abrieron al instante, su lengua deslizándose sobre mi labio para entrar en mi boca. Le retorcí los dedos en el pelo y gemí, y como si supiera lo que estaba pensando, Jin empezó a moverse.

Se puso de pie, su boca nunca se apartó de la mía, mientras se acercaba un paso más a mí, sus manos se acercaron a la cintura de mis vaqueros, sus dedos se deslizaron a través de las presilla para tirar de mí hacia él hasta que tenía la espalda contra el piano, y mi frente contra la suya, pero entonces Jin se detuvo.

斤¹ [ NamJin ]Where stories live. Discover now