Cap 60: Todavía Estamos Aquí: Parte III

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La cosa dentro de Izuku se miró las manos y un dolor indescriptible surgió desde el interior de su vientre. De repente dobló el cuerpo hacia adelante con las manos allí y abrió la boca hasta el límite, un dolor ardiente penetraba sus entrañas como si se desgarraran desde adentro y gemidos de dolor, de mil voces miserables, rompieron el aire instantáneamente.

–Oye, será mejor que tengas cuidado con lo que haces con el cuerpo de Deku –advirtió Katsuki señalándolo con el dedo–. ¿Acaso no entiendes lo que sucede?

Cuando la intensidad del dolor ardiente disminuyó, "Izuku" recogió la bata blanca que viste su pequeño cuerpo y expuso el vientre a la vista, notando una mancha negra alrededor de una gran cicatriz. La cicatriz causada por la daga de Shigaraki Tomura, la misma que lo metió en su estado de coma.

Viéndose seriamente sorprendido, "Izuku" levantó la cara hacia Katsuki y sus ojos negros derramaron gotas de un líquido oscuro muy espeso.

–Eso debió doler, ¿no es así? –comentó el Hechicero–. ¿Ahora lo entiendes? Ya sea la de él o la tuya, Deku no puede usar magia.

Nadie mejor que Katsuki conoce la condición actual de su prometido. Cuando Shigaraki Tomura apuñaló a Izuku con la daga que tenía sellado el poder de las Sombras del Pecado, le trasmitió una pequeña pero poderosa porción de la oscura magia de las siete Sombras combinadas en una sola, que superaron en sobremanera su propio poder.

Ningún tipo de magia oscura es compatible con los Druidas, quienes son la máxima representación de la Gran Magia Blanca, por esa razón su cuerpo estaba muriendo. Cada gota de sangre, cada bacteria, célula, tejido, microbio, átomo que sea alcanzado por ese poder maligno será destruido instantáneamente.

Según Tokoyami Fumikage, la magia de las Sombras del Pecado es tan poderosa que prohíbe el acceso de cualquier magia externa en Izuku y, de ese modo, no permite que la magia del mismo Izuku se manifieste, privándolo de su uso. Por ende, la cosa que tomó posesión del peliverde no puede hacer magia tampoco.

Por supuesto que Katsuki lo supo desde un inicio, por eso estaba tan tranquilo.

–Parece que ya lo entiendes –espetó el cenizo levantando la barbilla arrogantemente–. Ahora es tu turno de iluminarme. ¿Qué eres y cómo hiciste para poseer el cuerpo de mi Izuku?

La pregunta fue entendida perfectamente por el peliverde, más bien la entidad que lo posee, quien tensó el rostro guardando distancia, puesto que un aterrador monarca dio un paso al frente sonriendo siniestramente.

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Sentado frente a un fino escritorio de roble estaba cierto talentoso Mago de ojos grises, con una diadema ancha cubriendo su frente. Tres velas flotantes giraban a su alrededor brindando luz al gigantesco libro puesto sobre la mesa, era tan grande que tenía las mismas medidas de su torso y trataba de llenar una página con su propia escritura.

Alrededor del inmenso libro yacían otros más de tamaño normal, seis para ser exactos, pero era evidente que estaban cargados de conocimientos dado a lo gruesos que eran.

–Bien. Siguiente.

Dicho aquello, el Mago Yosetsu Awase estiró el brazo hacia abajo y recogió otro libro del suelo para estudiarlo como había hecho con los otros seis. Ese era el trabajo que le encargó el Hechicero Real de Mytitur, Tokoyami Fumikage, conocer los contenidos de los libros con el fin de encontrar una pista para romper maldiciones y hechizos oscuros.

Para ello debía leer cada uno de los miles de libros que se encontraban por todos lados dentro de la cámara del Hechicero. Era demasiado trabajo, de hecho. No obstante, antes de sentarse en su escritorio, Yosetsu catalogó los libros según su procedencia, primero buscó los que vinieron de distintas academias del reino y los agrupó de acuerdo a la academia que pertenecen.

Fantasía de un Soberano   [Katsudeku-Omegaverse]Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα