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Mirai tosió al escuchar un estallido de golpes en la puerta por la mañana y ahogarse por el susto.

Recordó lo que había pasado.

Que había encontrado a Teru golpeado, que había insultado a su hermano como cien veces en un lapso de unos cinco minutos, que habían llegado después Paula y una chica rara en su celular que hablaba gracioso y que, al final, se habían sentado a tomar el té antes de acomodarse por la sala para poder dormir.

---Recuerdale a mi alma de humilde entendimiento... ¿Por qué vamos a dormir en el suelo, Paula?

---Porque...--- comenzó. Pero Miyabi alzó los brazos con una mascarilla inmovilizando sus gestos faciales antes de que Paula pudiese hablar.

---¡Pijamada! Con un... golpeado pero, ya saben... Lo siento.

---Algo así, en realidad--- dijo Paula--- salvo que uno de nosotros está tirado, inconsciente y vendado. Pijamada preocupada.

---Pero, ¿No estaba bien por lo que dijo tu amiga?--- inquirió Miyabi. Paula asintió.

---Sí, pero mi punto es que, quizás Teru quiera escabullirse por la mañana. Si dormimos así, no podrá.

"Mejor diremos que es una pijamada, lo demás es muy trágico" pensó Mirai mientras se acostaba a dormir.

---Buenos días--- oyó en una voz suave que conocía perfectamente Mirai.

Ella sonrió con una dosis increíble de ironía.

---Buenos días mi culo--- le señaló---, con todo respeto. Me encargaré de tí después--- espetó Mirai después de levantarse y comenzar a esquivar cuerpos inertes que parecían no dormir sino, reposar en los brazos de la muerte.

Mirai corrió a la puerta pero, cuando llegó allí, estaba Paula reteniendo a un chico parecido a Teru.

La muchacha decidió no moverse mientras se tomaba la sien entre las manos, sin saber qué decir.

Evaluó posibilidades y la verdad no le gustaba ninguna.

---Sí, él está bien. Te lo juro--- le dijo Paula--- Mis amigos lo ayudaron y me llamaron anoche.

Mirai sonrió mientras se posaba sobre la puerta.

Mis amigos, qué bonito suena.

Sonrió, aunque intentó forzarse a no hacerlo porque, claro, es que estaba el chico medio llorando y la pobre Paula no sabía qué decir.

---Kou... Kou, mírame un segundo--- le decía, pues él miraba fijamente a la pared tras su cuerpo. "Él llegó golpeado con Mirai, ella lo trajo, siguió instrucciones y lo salvó. Él está bien" fue lo que le dijo, y él no podía dejar de sentir ese dolor en la garganta y ese vacío en el pecho--- Sé que te angustia, y sé que duele. Pero tienes que ser fuerte y seguir de pié.

Mirai no pudo evitar darse la vuelta para chequear y, Teru estaba intentando levantarse.

Mirai tomó lo más cercano a su mano, que era un encendedor viejo y barato que estaba en la mesita de la entrada. Le chistó a Teru, y éste la miró.

Mirai le señaló con violencia, luego le señaló el encendedor y le aumentó la llama para enseñarle el encendedor prendido. Hizo el ademán de rociar algo, como si fuese un desodorante o un spray inflamable.

Teru se sentó y le enseñó las manos, como un niño que estaba tocando algo que no debía y podría romper para dejar en vergüenza a su madre.

Mirai le hizo señas de "más te vale, que te estoy vigilando". Y por primera vez vio en sus ojos un gesto de seriedad y no de un par de cuencas brillantes que buscaban captar el amor de los demás.

Flowers Of Grateful | Minamoto TeruΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα