Capítulo 15 No quiero perderte

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Tras recibir la noticia, las cosas en ambos hogares habían cambiado, la presencia de Tobe comenzaba a ser frecuente y molesta para Pucca. Su persona era igual a la de los chicos de su edad, nada que ver con Garu, era lo que más le molestaba, no quería ni imaginarse el como seria cuando se casara con él.
Por otro lado, Ohara y Saya comenzaron a tomar otro papel en la casa del patriarca, ahora había alguien más que se encargaba de las tareas del hogar, a pesar de que Saya trato de convencer a Reiko, ella no pareció acceder a su decisión.

Era demasiado para tener que asimilar en tan poco tiempo, solo querían era el poder salir y tomar aire, el poder tomarse el tiempo para asimilar las cosas, y si era posible el poder volver a encontrarse. Era lo único que querían, se habían acostumbrado tanto a su presencia del otro, a tener que salir por las tardes, ya se había vuelto rutina.

Fue en la noche a lo que ninguno logro soportar. Pucca había escuchado el como su padre accedía a la idea de que se retirara de sus labores ninjas y que dedicara al cuidado de su hogar, lo demás se haría cargo Tobe; por otro lado, Garu había vuelto a discutir con su madre, ya que al parecer quería que comenzara a tratar a Ohara como su novia y dejara de tratarla como su supuesta hermana, ya era demasiado la presión de ambos como para que sus padres les exigieran más.

Todo este tiempo, ambos habían analizado los movimientos de los sujetos que vigilaban sus hogares, sabían en qué momento podrían salir y en cual entrar, por lo que era buen momento para salir directo al bosque.

Como era de esperarse, ninguno se los dos espero encontrarse ahí.

Pucca había sido la primera en haber llegado, había permanecido ahí por la menos media hora, espero y espero, pero cuando estaba por irse escucho el sonido de las ramas, y fue ahí que lo vio.
En cuanto lo miro, bien se fijo del mismo alivio que ella buscaba, también le había pasado algo. No le tomo tanta importancia, solo salto el rio y corrió hasta él, lo único que quería era volver a estar con él.

Garu, al ver la intención de Pucca, solo la espero en su mismo lugar y la recibió en un abrazo. Ambos cayeron al piso al momento de juntarse, no les importo el golpe, solo permanecieron juntos hasta que alguno decidiera separarse, cosa que al parecer no querían.

Pucca era la que más se aferraba a Garu, y él en cambio la mantenía en su pecho, con tal de mantenerla a salvo.
Si algo bien sabia de ella, era que, a pesar de ser fuerte y temida en su aldea, era alguien sensible que se escondía con esa mascara, además, le gustaba ser mimada. Algo que le gustaba de ella.

Las palabras no hacían falta, con su mirar y el simple hecho del abrazo fue lo que los convenció de lo necesitados que estaban, solo permanecieron ahí sin importarles la hora que era, ya no les podía ir peor de cómo les iba.

Pucca: voy a casarme... [Confeso en susurro]

Garu: [Suspiro] yo también... [Hablo de la misma forma]

Pucca: ¿En serio? [Pregunto separándose]

Garu: si, al parecer, no sé cómo, pero al parecer mi madre se enteró que me veía a escondidas contigo.

Pucca: mmm... mi padre también. [Confeso] Y ahora quiere que me case y deje todo esto de ser ninja. [Dijo volviendo abrezarlo]

El silencio volvió a ser presente, no había mucho que decir en verdad, solo quedaba esperar para volver a irse.

Fue así hasta que a Garu se le ocurrió una idea que tal vez podría librarlos a ambos de sus compromisos.

Garu: ¿Y si nos vamos?

Pucca: ¿Irnos?

Garu: sí. [La separa] Vámonos, no sé, solo no hay que seguir aquí.

Pucca: ¿Estas loco o qué te pasa?

Garu: pues, para querer estar contigo tal vez sí.

Sin poder creer a lo que Garu le decía, Pucca se separo de él y comenzó a caminar por el lugar tratando de entender su propuesta de irse, mientras que él se puso de pie para poder hablar mejor.

Pucca: y según tú, ¿A dónde iríamos? [Lo mira]

Garu: lejos, a donde nuestros clanes no hayan llegado, así no sabrían donde estamos.

Pucca: Garu... eso es una locura, yo no...

Garu: solo piénsalo, [Suplico] Quiero estar contigo, en este tiempo nunca había querido estar así con alguien, ¡Caray Pucca! Me gustas, si me hubieran dado la oportunidad, te hubiera elegido para casarme contigo.

Aquello le había tomado por sorpresa, nunca se esperó que le pidiera y a la vez le confesara tales cosas.

Garu: ¿Qué dices?

Solo permaneció ahí de pie, solo lo miraba sorprendía desde su lugar, no podía procesar lo que le había dicho. No supo por qué, pero su mejor solución fue salir corriendo de ahí. Solo lo había dejado con la palabra en la boca, fue lo peor que le había hecho.
De camino a casa se había arrepentido, y para cuando había vuelto al rio él ya se había ido, no tuvo más opción que irse a casa, sino, no tendría como poder entrar sin que nadie se diera cuenta. 

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