Capítulo 11 Los Clanes

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Ninguno se digno a decir algo, después de todo era lo que ambos temían. Tenían de frente a su supuesto enemigo, aquel que sus clanes venían queriendo aniquilar desde hace años, aquel que debían odiar a muerte, pero, ninguno se sentía así. Solo estaban ahí sentados, uno frente al otro, tratando de asimilar todo.

Ninguno había reaccionado ante su situación, no había rastro de querer atacarse, solo permanecian en su lugar lamentándose. No por el hecho de no haberse dado cuenta o por una supuesta traición a sus aldeas; aquello no importaba ahora; sino, por el simple hecho de que ahora no había mucho por hacer, solo podían alejarse, eso era o que más les molestaba.

Por un lado, Pucca no quería abandonar a la única persona; el único chico que la trato diferente; donde en realidad se había sentido bien. Por el otro lado, Garu no quería dejarla, todo ese tiempo se había sentido bien a su lado, ella le hacía sentirse seguro, había pasado mucho tiempo para sentirse así, como para tener que dejarlo no más porque sí.

Pasaron un rato en silencio pensando en lo duro que seria despedirse, fue así hasta que sus miradas, por primera vez en esa noche chocaron. Solo fueron segundos, pero comprendieron el mensaje.

Fue después de eso que ambos se pusieron de pie, se miraron por ultima vez y dieron vuelta a sus aldeas. Solo que antes de que atravesaran los primeros árboles, ambos se despidieron por última vez.

Garu: adiós Pucca...

Pucca: adiós Garu...

Con el simple hecho de escucharse, bien podían saber lo duro que fue decir esas palabras.






/Días después/

En cada uno de los hogares bien pudieron notar el cambio de ánimo de ambos jóvenes, tal parecía que habían vuelto a la rutina de antes. La única diferencia, era que sus miradas estaban más que perdidas.

Garu volvió a encerrarse en el dojo, casi no salía más que para comer y dormir; Pucca por otro lado, se había vuelto a dedicar en sus entrenamientos, no hablaba con sus amigos, había dejado de arreglarse e incluso evitaba hablar con todos.

Sus comportamientos sin duda habían impresionado a sus familias. Por un lado, Reiko e Ichiro pensaron que era debido a sus antiguos entrenamientos con ellos, tal vez, era algún efecto de eso.
Pero eso era algo no podían aceptar Saya, ni Maiko; así que fue una tarde, después de la cena y de que todos se fueran a sus habitaciones, que ellas se dirigieron a las habitaciones de los chicos.

Ahí estaban ellos, sentados en sus camas con las miradas más que perdidas en un punto muerto del piso, ni siquiera se fijaron en ellas. Sin duda era grave.

Maiko: Pucca, nena... [Trato de llamarla]

Pucca: [Suspira] mande abuela.

Maiko: [Se sienta a su lado] ¿Qué te ocurre hija?

Pucca: [Recuerda] ...nada...

Maiko: ¿Segura? [Juega con el cabello de la chica] O ¿No me quieres decir?

Ubo un momento de silencio, cosa que le dio un si a Maiko.

Maiko: hija, [Trata de llamar su atención] si es sobre lo del otro día, tal vez pueda...

Pucca: ¿Podrías contarme como fue todo? [La interrumpe] ¿Por qué tanto odio hacia los Sanada? [Suplico]

Maiko: está bien...

Maiko le había explicado como habían sucedido las cosas, desde la llegada de los Sanada a la aldea, hasta que comenzó el ataque.

Maiko: unos hombres de tu padre me estaban escoltando hasta aquí, planeaba reunirme con tu madre para ayudarla contigo, después de eso saldríamos a las lejanías para mantenerte a salvo. Según supe, tu padre estaba con Masaki, el patriarca del clan Sanada, ellos estaban en la plaza tratando de detener todo. [Dijo recordando lo que aquella noche] Cuando yo llegue, vi a lo lejos a Reiko, la esposa de Masaki, ella y sus hombres estaban huyendo. Al principio no le tome importancia, solo quería llegar con mi hija... [Hablo entre su llanto] Cuando llegue a la calle, vi que la casa se estaba incendiando, todos corrimos, porque tu madre estaba adentro. [Confeso entre suspiros] No me dejaron entrar, uno de los hombres de tu padre dijo que te encontró en uno de los sillones de la sala de estar, estabas inquieta...

Pucca: y... ¿Ella?

Miako: [Respiro un poco, para que pudiera hablar] Nunca pudieron llegar a ella, el techo había caído y con ella debajo. Incluso tu padre trato de sacarla de ahí, pero no pudieron llegar a ella.

/Sanada/

Por otro lado, Saya de igual forma le había contado la historia a Garu, solo que el final era distinto.

Saya: cuando el ataque comenzó, tu padre nos había pedido que ayudáramos a los civiles y sacáramos a nuestra gente de ahí, yo no pude seguir a tu madre, pero vi que se había ido junto a Aoi, la esposa del patriarca Ichiro. [Confeso, mientras trataba de hacer memoria] Trate de quedarme, pero tu padre me ordeno que me fuera ayudar al resto, mientras que él e Ichiro se quedaban a resguardar el lugar... [Suspiro] Eso había hecho, pero en cuanto termine, volví con tu padre... Solo estaba él, estaba tirado en el suelo junto a los nuestros, no había ningún rastro de algún hombre de Tanabe, solo los nuestros. Cuando llegamos a él, vimos las armas de Tanabe clavadas en su cuerpo... ellos lo mataron, tu padre había muerto solo...

Garu: ¿Ichiro lo mato?

Saya: tu madre dice que fue él ultimo en estar con él...

Garu: ¿Por qué nunca me lo contaron? [Suspira] ¿Por qué ella...?

Saya: tu madre estaba muy herida, ella se había encerrado en su mundo tras la perdida de tu padre y yo... pues yo... trate de evitarte ese dolor. [Lo mira] Lo siento.

Garu: lo entiendo... [Dijo, evitando mirarla a la cara]

No había más que decir, solo que daba a que él lo asimilara y entendiera las cosas. Tal vez con eso, su estado de ánimo cambiaba un poco.

Saya: y con esto, ¿Qué vas hacer?

Garu: nada, no puedo hacer nada. [Suspira] Tal vez me vaya a la cama.

Saya: esta bien... Buenas noches cariño.

Garu: hasta mañana, nana.

Antes de que Saya saliera de la puerta, estaba dudando si en decirle o no. Tal vez, era un buen momento.

Saya: hijo, no estoy segura de lo que te voy a decir, pero tengo una ligera sospecha...

Garu: ¿Sobre qué? [Pregunto mientras que la miraba desde su lugar]

Saya: solo, es una sospecha... pero con lo de estos días, creo que es cierto. [Voltea para mirarlo]

Garu: ¿Qué? [Pregunto insistente]

Saya: creo que, tu madre está embarazada.

Otra Historia de AmorWhere stories live. Discover now