Capítulo 13 Nos descubrieron ½

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/Tanabe/

Para cuando a había caído la noche Pucca recién estaba entrando a su habitación a través de la ventana. Fuera de eso, todo parecía estar normal; no había nadie fuera de su casa, las calles estaban vacías y dentro de la casa la única luz encendida era la del despacho, tal y como lo había dejado todo.

No había porque preocuparse, por ello paso a recostarse sobre su cama, ya después se cambiaria y se metería dentro de las cobijas.
Para cuando al fin comenzaba a conciliar el sueño; su padre entro a su habitación con tal brusquedad que la hizo reaccionar, detrás de él venia su abuela, tal parecía asusta o tal vez preocupada por la reacción del hombre.

Ichiro: ¿Se puede saber dónde estabas? [Pregunto molesto]

Pucca: aquí, dónde más.

Respondió a su padre, de alguna forma obvia, mientras que se ponía de pie frente a él.

Ichiro: ¡Dime la verdad! [Grito] ¡Nadie te vio en la aldea ni mucho menos en los campos! ¿¡DÓNDE ESTABAS!?

Pucca: ¡Estaba en el bosque! [Respondió de la misma forma] ¡Siempre salgo al bosque!

Ichiro: ¿Sí? Y ¿Con quién estabas? [Pregunto de la misma forma]

Pucca: salí sola.

No todo lo dicho era una mentira, por una parte, estaba diciendo la verdad, pero al parecer tendría que inventar algo más para tener que convencerlo.
Lo que nadie se esperaba, era que Ichiro se acercara a su hija y sin detenerse, le había dado una bofetada; tal golpe le había hecho caer sentada en la cama. Aquello dejo sin palabras a ambas mujeres, la expresión de Ichiro no podía compararse a ninguna otra, era la primera vez que Pucca miraba a su padre verdaderamente molesto y más hacia ella.

Ichiro, tras haberle pegado, tomo a su hija por los hombros e hizo que se levantara para tenerla a la altura y continuar regañándole.

Ichiro: ¡Entonces...! ¿¡Cómo explicas que te vieron hablar tan cómodamente con el hijo de REIKO!? [Pregunto gritándole a su hija]

Aquello la había dejado sin palabras, entonces aquello que ambos escucharon eran los hombres de su padre que la habían seguido.

Ichiro: ¿No respondes nada...?

Con solo ver los ojos de su hija, bien pudo concluir que la información que le había dado era cierta.
Sin decir nada más, la había soltado y empujado a su cama, ocasionando que Pucca terminara en el suelo tras no haber podido controlar su peso. Solo permaneció ahí y miro como su padre salía del su habitación, llevándose arrastras a su suegra mientras que al salir dejaba cerrado con seguro la puerta de su habitación, mientras que por fuera, el patio y en los alrededores de la casa del patriarca se posicionaban varios de los ninjas del clan con tal de asegurarse que la hija de Ichiro permaneciera ahí dentro.

/Sanada/

Reiko había reaccionado de igual forma con su hijo, le había reclamado, le había golpeado; todos en aquella casa estaban preocupados por lo que pasaba dentro del despacho; no sabían exactamente que era lo que estaban discutiendo, pero bien podían saber que Reiko estaba regañando a Garu.

Justo dentro del despacho se encontraba Reiko, tratando de controlar su respiración apoyándose sobre su escritorio, mientras que en medio de la habitación se encontraba Garu con la mejilla roja, mientras soportaba el dolor de sus brazos por los recientes golpes que había recibido.
Solo permanecía en su lugar, mientras observaba a su madre y su vago intento de controlarse, por obvias razones.

Reiko: ¿Por qué no hablaste de esto? [Pregunto, tratando de ser un poco razonable con su hijo] Como mi hijo y heredero del clan, te correspondía el haberme dicho sobre ella... ¿Qué hubiera pasado si otros de su clan llegaban hasta aquí? ¿¡Qué hubiera pasado si ella te hacia algo!? [Lo mira] ¿¡ACASO LO PENSASTE, SIQUERA!?

Garu: [Respira] Hablas de, cómo tu pensaste el decirme de lo de tu embarazo...

Reiko: [Pregunta sorprendida] ¿Qué?

Garu: sé lo de tu embarazo... [Confeso]

Reiko: ¡Eso no viene al caso...!

Garu: ¡Claro que sí! [Grito, retándola] Me estas reclamando por algo que hice, ¡Eso esta claro! ¡Lo acepto! ¿Pero tú?

Reiko no dijo nada, por un momento su teatro se le vino abajo, y lo peor era que su hijo era quien ahora le estaba reclamando, cosa que le molesto, más por parte de su orgullo.

Garu: ¿Qué crees que dirán de ese niño...? No creo que digan que es de mi padre...

Reiko: ¡GARU! [Lo interrumpe]

Garu: ¡Es la verdad! [Se defendió de la misma forma] ¡Si vas a reclamarme de algo, al menos también acepta tu parte!

Sin dejar que ella le respondiera, Garu salió del despacho con dirección a su habitación, donde se encerró y no hablo con nadie, ni siquiera con Saya.

/A la mañana siguiente/

Ambos chicos volvieron hablar con sus padres; obligadamente;confirmando que ninguno saldrá de su casa sin ser acompañados, no saldrían amenos que sea por una orden o autorización de sus mismos padres, continuaran consus labores hasta que por fin puedan asumir la responsabilidad que cae en ellos. 

Otra Historia de AmorWhere stories live. Discover now