El mas tierno de todos

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Después de aquella "charla amistosa" con sus compañeros Hua Cheng decidio tomar la iniciativa de ir por si mismo a el café donde trabaja el muchacho, se quedó más tiempo que los de más para terminar el papeleo que le tocaban y poder tomarse su tiempo y invitar al castaño una tasa de café del local.

Se quedó tan inmerso en aquella fantasía de tomar una bebida junto al castaño que no se dio cuenta.... Ya era muy tarde, las 12:34am para ser exactos.

El café ya había cerrado desde hace un buen rato, pensó con lástima.

Nuevamente tendría que esperar, en cualquier otro caso podría ir a otro local incluso uno más lujoso y moderno que aquel pequeño establecimiento.

Pero ni en el café mas lujoso estaba esa persona.

Hua Cheng realmente quería verlo más que nada, incluso si no era posible hablar con el por más de 5 minutos eso era suficiente.

Si se lo pedían no podría explicarlo pero.... Era como si lo estuviera esperado desde hace siglos.

En ese breve encuentro, cuando sus miradas se cruzaron incluso si fue mera casualidad, se había sentido como si aquello fuera obra del destino.

Hua Cheng era alguien que nunca había tenido una pareja, no le importaba.

Siempre estaba metido en su trabajo y en su escaso tiempo libre lo dividía entre sus amigos y el mismo.

Nunca hubo nadie más.

No creía necesitar de alguien más.

Pero aquellos ojos, nunca olvidaría tal mirada, llena de pura bondad y alegría, como si aunque una tormenta llegara para mojar al chico este seguiría riendo sin pesar alguno.

La palabra "bello" le quedaba chica.

Hua Cheng nunca había visto algo asi, alguien si, y el lo quería.

Quería tomarlo y resguardarlo del resto del mundo, donde nadie podría lastimarlo nunca.

Su lado racional le decía que era una estupidez, ni se conocían, tan enbobado quedo que ni su nombre pregunto.

Sin embargó.... El quería almenos unos segundos más.

Al terminar de ordenar los papeles pidió a su chofer que lo llevará hasta su casa.

En ese tiempo permitió a su mente divagar.

La mañana siguiente se levantaría a primera hora e iria al café.

Esta vez era algo seguro.

El conductor dobló en un fraccionamiento muy iluminado para seguir conduciendo hasta el final del conjunto de viviendas.

En un lugar apartado y tranquilo, se alzaba una casa entre todas las de más, el rojo abundaba y el jardín estab precisamente decorado.

Hogar dulce hogar.

Hua Cheng se despidió de su conductor y entró.

-al fin-. Pensó. Había sido un di bastante agotador.

Al llegar hizo lo mismo de todas las noches, tomó un baño rapido, se colocó la pijama, cenó yogurt con granola y se metió a la cama, impaciente por el siguiente amanecer.

El cielo era particularmente hermoso esa noche, totalmente despejado y las estrellas iluminaban como si fueran luciérnagas.

Un recuerdo invadió su mente en ese momento.

-'mi madre solía cantarme especialmente en noches como esta... Y en las intranquilas'-.

En menos de 5 minutos se quedó dormido.

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El sol entró por su ventana, pudo haber sido algo conmovedor pero el lindo paisaje fue interrumpido por el peor sonido que pudiera existir.

-hmm, ¡¡cosa de mierda callate de una vez!!-.

Tomó su sandalia y la lanzo con todas sus fuerzas hacia su reloj despertador.

Normalmente hubiese golpeado esa cosa con algo más, pero aquella era un día muy importante.

Con energías renovadas se levantó de su cama a darse un baño y arreglarse lo mejor posible.

Después de 15 minutos dentro de la bañera, Hua Cheng salió directo al tocador.

Su vestimenta consistia en una camisa de vestir blanca con negro, pantalones de vestir y como simpre su fiel gabardina Roja.

El problema era..... Su peinado.

Si quería impresionar al castaño no podia ir con un peinado simple verdad.

Probó diferentes estilos pero ninguno le complacía.

Peinados recogidos, sueltos y nada.

No era suficiente.

Bufo -por que es tan difícil- .

En medio de su resignación tuvo una idea, como su último recurso trenzo su cabello y solo desacomodo unos pequeños mechones para darle volumen.

-...... No está tan mal-.

Bueno, de cualquier manera ya no había más opciones.

Bajo las escaleras y en un rápido movimiento tomó las llaves de su auto, casi se va sin cerrar su casa pero lo recordó de último momento.

Salió del fraccionamiento apurado y condujo por la calles abarrotadas de personas.

Al llegar al mercado cerca del centro de la ciudad, estacionó su auto para apresurarse, el café ya debería estar abierto.

Solo faltaba relativamente poco.

Frente a el, un local de verde y flores en cada esquina, su fachada era adorable.

Un lugar al estilo de esa persona.

Ya en la puerta pudo soltar el aire que no sabía que había estado reteniendo en sus pulmones.

Sujeto la puerta y entró.


Café GardeniaWhere stories live. Discover now