🌻Capítulo 14☀️

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Gulf no quería ver a nadie. Llevaba días hecho un ovillo en el sofá,
lamentándose por haber sido tan tonto como para enamorarse de un chico
que, desde luego, no sentía lo mismo que él.

Porque Gulf era de esas personas que pensaban que, por amor, valía la pena cualquier sacrificio. No era un sentimiento cualquiera. Era el sentimiento que movía el mundo. Y él
nunca había sentido nada tan intenso como la ternura que lo recorría cuando
miraba a Mew, cuando lo veía sonreír o lo escuchaba cantar con la voz ronca.
Pero, al parecer, no era tan recíproco como pensaba.

O eso creyó hasta que aquella carta llegó a su buzón.

Abrió el sobre sin muchas ganas, vestido con el pijama y con el cabello revuelto. Pensaba que sería una factura más o
algo por el estilo, aunque no venía con nombre, pero lo que encontró dentro
eran cuatro folios escritos a mano por Mew, con su puño y letra, en los que
respondía pregunta a pregunta una entrevista completa, con todo lujo de
detalles, contando su adicción a las drogas, hablando por encima de la muerte de Type y añadiendo lo que ocurrió después, cuando ingresó gracias a Tul en un centro de desintoxicación durante varios meses, centro al que hicieron una inmensa donación para que aquello no saliese a la luz en esos momentos.

Gulf se llevó una mano a la boca al terminar de leer y llegar hasta la pequeña nota doblada que llevaba su nombre. Cuando la abrió, descubrió que
solo ponía: “Publica la entrevista y consigue tu sueño. La idea es increíble,
Gulf. Espero que la vida te sonría”.

Gulf se quedó llorando en el sofá durante el resto de la tarde, releyendo las preguntas y las respuestas, completando el puzle de la vida de Mew que por fin tenía en sus manos. Después, conforme empezó a anochecer, se acercó a la chimenea y lanzó los papeles dentro. Se quedó mirando cómo se deshacían hasta convertirse en un montón de cenizas.

En ese momento, llamaron a la puerta.
No esperaba visitas, ya que era el día de fin de año y, cada vez que alguien se había acercado a él durante aquellos últimos días, había rechazado la
compañía porque prefería estar solo.

Al abrir se quedó anonadado mirando a sus hermanos y sus parejas junto a
algunos otros amigos. Se apartó para dejarlos pasar. Bright lo miró de arriba
abajo.

―Sí que debes de estar mal para ir con ese pijama…

―¡Déjalo tranquilo! ―Lo regañó Win.

―Solo era un comentario sin importancia.

Pasaron todos al comedor y se sentaron en los sofás mientras ponían sobre la mesa auxiliar la comida para llevar que habían traído en bolsas. Gulf contempló sorprendido cómo War se acercaba a la cocina y sacaba vasos y cubiertos con la ayuda de los demás.

―Bright tiene razón ―logró decir ― quizá debería ir a cambiarme…

―Podrías darte una ducha rápida ―lo animó su hermano.

Gulf le dirigió una mirada airada antes de salir del salón y dirigirse al baño,
pero sabía que Bright lo conocía bien y que tenía razón. Encendió el agua
caliente y se metió bajo el chorro. Intentó no pensar en nada mientras se
duchaba, pero, como siempre, la mirada profunda y melancólica de Mew se coló
en su cabeza. Lo echaba de menos. Se había acostumbrado a estar con él y a
verlo cada día, así que le estaba costando encajar el golpe. Sabía que no
debería haberse hecho ilusiones, pero todo parecía fluir tan bien hasta aquel
momento…

Cuando salió, se secó rápidamente el cabello y se vistió con unos vaqueros y
un suéter grueso y cómodo de lana. Al ir al comedor, vio que ya estaban
esperándolo para comer tras calentar los platos y se sentó en el suelo al lado
de Mild, el novio de Boat. Se sirvió unos tallarines y al olerlos se dio cuenta del hambre que tenía después de días picando cualquier cosa que encontraba
sin preocuparse demasiado por alimentarse bien.

Gulf quería ser príncipe. 👑Where stories live. Discover now