🌻Capítulo 7☀️

450 108 10
                                    


Mew se revolvió el cabello, nervioso. Sabía que lo que estaba haciendo era
una locura, la mayor de los últimos años, pero por primera vez se estaba
dejando llevar por su instinto, ese mismo instinto que llevaba años ignorando y silenciando. Sin embargo, volver a tener una guitarra en las manos y sentir que sus dedos se movían solos, había sido una sensación tan mágica que no podía fingir que no había ocurrido. Se había pasado la noche en vela después de que Gulf se marchara, componiendo sin descanso cosas entremezcladas que, aunque no eran ninguna maravilla, ya suponían algo mejor que nada. Y todo gracias a él.

Aún no lo entendía. No sabía por qué ese chico despertaba cosas que ya
había dado por hecho que no regresarían. Lo había hecho reír. ¿Y cuánto tiempo hacía que no se reía así, sin pensar en nada? Ni siquiera podía
recordarlo. Su vida era una sucesión de días grises y vacíos en los que tan solo se mantenía en pie porque la música seguía tirando de él como si no estuviese dispuesta a dejarlo marchar. De no ser por eso, Mew ya se habría despedido.

De hecho, estuvo a punto de hacerlo años atrás… Pero ahora todo eso había pasado y de repente ese chico de mirada despierta y gestos imprevistos había aparecido en su vida casi como un salvavidas. Mew odiaba la perspectiva de concederle esa entrevista, pero si a
cambio él lograba componer algo decente, le parecía un trato justo para los dos. Así que eso mismo le había dicho por la mañana a Tul.

Y ahora Tul estaba entrando por la puerta de su casa acompañado por el
principito, que parecía enfurruñado y no muy contento. Mew contuvo una
sonrisa mientras bajaba las escaleras y lo miraba con atención. Llevaba
vaqueros y sudadera. Estaba precioso.
Tenía la cara lavada y los ojos grises
destacaban más como si tuviesen una luz diferente.

Parpadeó contrariado y respiró hondo antes de saludarlo.

―Ni siquiera me han dejado tiempo para cambiarme.

―Casi mejor ―murmuró por lo bajo―. Vamos, sube.

Vio que Tul se marchaba ocultando una risita hacia la cocina y después se dirigió a su dormitorio con Gulf pisándole los talones. Se acercó a los sofás y cogió una guitarra.

―¿Qué se supone que tengo que hacer? ―preguntó Gulf.

―Nada. Tan solo quédate por aquí, o siéntate ahí, o lo que te apetezca. No me mires así, esto no es tan raro. Simplemente haces que se despierte mi
creatividad.

―Sigue sonando raro. ―Sonrió acomodándose.

―No parece molestarte la idea.

―Porque obtendré mi beneficio.

Gulf no le dijo que, además de conseguir esa entrevista, le gustaba tener la oportunidad de pasar más tiempo con él. Se quedó un rato mirándolo, fijándose en cómo mordisqueaba la punta del lápiz que tenía en la mano antes de apuntar cosas en una libreta. O en cómo su ceño se fruncía con
concentración mientras cambiaba las notas o algo no le salía como quería
exactamente. Era hipnótico. No podía dejar de mirarlo embobado.

Seguro que no sería el único, pensó poco después.

―¿A tu novia o novio no le molesta que tengas una musa?

Mew levantó la vista y sonrió lentamente, sin dejar de tocar.

―Si lo que quieres es preguntarme si tengo pareja, puedes hacerlo
directamente.

―¿La tienes? ―Gulf notó que se le enrojecían las mejillas.

―No. ―Tocó tres notas más y suspiró hondo―. ¿Y tú?

Gulf quería ser príncipe. 👑Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum