JungKook levantó la mirada, asustado, apretando las gomitas contra su pecho mientras JiMin lo miraba desde arriba.

Oh, se había dado cuenta.

—¿Qué crees que haces?

JungKook fingió que nada sucedía, quedándose callado y quieto en su lugar. Quizás esperando que el regaño no viniera si actuaba como si fuera una estatua.

—JungKook.

Él ya no podía fingir más.

—Nada.

—¿Cómo que nada? —JiMin colocó una mano sobre su cintura, a pesar de todo, había una sensación de diversión empujando detrás de la frustración porque JungKook se veía gracioso tratando de fingir que nada sucedía—. ¿Estabas tratando de meter dulces en el carrito?

JungKook apretó sus labios, bajando la mirada y abrazando con un poco más de fuerza las gomitas.

—No —las escondió detrás de su espalda.

JiMin se tomó un momento para tomar aire y suspirar. Luego miró el carrito y rápidamente reconoció las cosas que él no había metido ahí. En ese momento no se encontraba particularmente paciente, así que encaró a su hijo y tomó su peluche.

—Devuelve todo, no lo voy a comprar —dejó a Jojo dentro del carrito y sacó los dulces para colocarlos en sus manos.

JungKook lo miró sin saber qué decir, su expresión retorciéndose en una rabia infantil que el omega reconocía. JiMin sólo miró con resignación, esperando a que explotara e hiciera un berrinche, pero el niño sólo lanzó un pisotón para plantarse en el suelo.

De repente, le enseñó sus dientes y gruñó.

Gruñó, JungKook le había gruñido.

—¡No! —gritó—. ¡No quiero!

JiMin se congeló en su lugar, mirando a su hijo como si no lo conociera. JungKook, por otro lado, mantuvo su expresión enojada y postura firme, como si le estuviera diciendo a JiMin que él no se iba a retractar.

Esa mirada, ¿dónde la había visto antes?

—Park JungKook —su voz trató de sonar firme a pesar de la sorpresa inicial—, devuelve lo que tomaste, ahora —ordenó, señalando el pasillo.

—¡No! Yo quiero dulces —volvió a gritar.

—Ya te dije que no puedo, primero tengo que comprar cosas para la casa —explicó estresado. La gente lo estaba mirando, su lobo se encontraba nervioso y él mismo se sentía sofocado—, pero por cómo te estás comportando tampoco mereces que te compre dulces.

JungKook no pareció haber esperado esa respuesta porque inmediatamente después lanzó algo parecido a un grito, pero con la boca cerrada, pataleando y haciendo el berrinche que JiMin había esperado al principio, luego se dejó caer sentado al suelo y comenzó a llorar. El omega se lamentó un poco, suspirando y tomándose un momento antes de agacharse a la altura de JungKook para recoger las cosas que tiró y dejarlas a un lado. Luego trató de tomar sus manos, pero el niño las empujó lejos y continuó llorando.

No le gruñó de nuevo, al menos.

Mierda, JiMin no iba a poder sacarse eso de la cabeza.

Calmar los berrinches de JungKook era algo que JiMin no catalogaría como sencillo, pero hasta el momento habían sido algo con lo que podía lidiar. Ahora, sin embargo, JungKook se veía mucho más emocional, más hostil y más frustrado que las veces anteriores. Él trató de hablarle, trató de explicarle con calma como ya había hecho antes, pero el niño se negaba a escuchar razones.

EL MOTOCICLISTA Y EL UNIVERSITARIO ♡ MYG + PJM FT. JJKWhere stories live. Discover now