Final Verdadero | Dificultades

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Me detuve en seco mirando fijamente aquellos ojos verdes agua que parecían estar al borde del llanto.

—¿Grace? ¿Qué ocurre con ella?

—Maxim, solo te pido que lo tomes con calma.

Este se puso de pié inmediatamente.

—¿Le ha pasado algo? —silencio— ¡Responde Nancy!

—No... pero ojalá fuera eso.

—¿Disculpa?

—Lo siento, ¿vale? No tengo otra manera de reaccionar cuando...

—¿Cuando qué? —me estaba irritando.

¿Cómo se atrevía a hablar de esa forma en el nombre de mi hija?

Nancy también se puso de pié molesta. Me miró a los ojos y supe que todo se iría al carajo cuando sus lágrimas le mojaron el rostro con rabia.

—No se tiene otra manera de reaccionar cuando descubres que tu marido... —soltó el aire de sus pulmones antes de continuar—... que tu marido se acuesta con la hija de su mejor amigo.

El frío incandescente que corrió por mi espalda no era normal.

—¿Qué?

—Sí Maxim. Oíste clarito. Grace y Niall, MI ESPOSO Y TU HIJA se han estado revolcando en secreto desde que llegamos a esta maldita ciudad.

—¿De qué estás...?

—No son conspiraciones. Son hechos, evidencias Maxim. Tengo putas evidencias. Los ví con mis propios ojos.
Tenía leves sospechas pero no quería creer en ellas. No quería culpar a nadie sin estar segura. En la cena de cumpleaños de Grace... los vi. En uno de los almacenes del restaurante. Estaban juntos. —sollozó—. ¿Cómo esperas que me sienta? Después de ver como mi marido se cogía a tu hija y ella no parecía forzada, créeme. Parecía todo menos eso. —se secó las mejillas—. Y creo que el menor de los problemas es la notoria diferencia de edad. ¡Se llevan catorce años y tu hija se metió con un hombre casado!

—¡Y tu marido con una menor de edad!

—Grace tiene dieciocho años...

—Estamos en Irlanda. Piensa un poco Nancy, ella no es mayor de edad aún sino hasta los veintiuno en este país.
Y sabes lo que eso significa...

—Maxim...

—Ese hijo de puta me las va a pagar.

—¡Maxim!

Malnacido.

Mil veces malnacido. ¿Qué pasaba por su cabeza?

Tantas mujeres, tantos millones de prospectos de mujer con quien pudo ponerle los cuernos a la esposa y precisamente tenía que ser Grace.

Me cago en la puta que lo parió.

Abandoné la oficina con Nancy siguiéndome la espalda.

La asistente casi tembló cuando pedí amablemente y con cortesía las llaves de mi auto. Sus manos estaban temblorosas y no había cosa que me cabreara más que la gente lenta. ¿Tenía un retraso mental o qué?

—Maxim espera...

—¡Muévete! —empujé al guardia de seguridad.

—¡Maxim, carajo!

Ignoré frivolamente a la mujer que sin invitación ocupó el asiento del copiloto. Era el menor de mis problemas ahora. No podía imaginarme a Grace, mi propia hija... y al sujeto que dice ser mi amigo sobre una misma cama haciendo sabrá dios que.

𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 #𝟏 |njh| © Where stories live. Discover now