seis

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Yeonjun


Esa tarde la lluvia azotaba la marquesina en la que se encontraban por debajo, gotas escurrían continuamente y ellos ya se hallaban tan empapados como eufóricos.

Sus respiraciones fallaban y sus pechos subían y bajaban.

— ¿Cómo vamos a regresar ahora? Te dije que trajeras el paraguas tonto.

No paraba de reír mientras decía esto.

— No es mi culpa que el pronóstico haya estado mal. Dijeron que hoy sería soleado .

— De todos modos, quien ve la noticias del clima, Ahh cierto, como era de esperar los ancianos son diferentes.

Yeonjun hizo un ademán de ofenderse y poso las manos sobre su pecho como si recibiera un golpe.

— Solo soy tres años mayor que tú, ya deja de decir que soy un anciano.

— Pero lo eres, solo te falta usar crocs mientras te quejas del dolor de espalda, ahh espera eso paso ayer hahahaha

— Te subiste de caballito en mi espalda, ¿qué esperabas que sintiera?

— Eres muy exagerado — Por un momento parecía que el chico había bajado la guarda, se abrazó los costados por el frío y mencionó casi como un reflejo — Bueno tiene sentido que perdieras el equilibrio, porque soy más alto que tú y con tus piernitas de fideo...

— Ahora vas con la altura, definitivamente sabes por donde atacarme.

La noche anterior se la habían pasado jugando videojuegos, y viendo infomerciales en la televisión hasta quedarse dormidos sobre el nuevo sofá de Yeonjun, que había conseguido en una venta de garage a un precio sospechosamente accesible.

Una cosa muy peculiar de pasar tiempo con Kai, era que pese a que pronto iba a cumplir 29 años, se sentía como un adolescente a su lado, y sabía que el chico era más joven, pero esto no era un impedimento para sentirse joven con el, sabía que podía hablarle de diferentes temas, podría bromear con él, al igual que contarle sus ideas y pensamientos y cómo la había pasado en el trabajo. Su relación era muy liberadora, eso sí.

Después de un rato de silencio, Kai reflexionó y dijo en voz baja:

— Esta bien, lo siento, no te molestare más.

— No importa, me gusta que lo hagas, es lo que te hace ser tú.

— ¿En serio te gusta? Siento que a veces soy demasiado molesto.

Kai observó a Yeonjun con ojos brillantes y una expresión de duda en la cara.

Su aliento chocaba contra la boca de Yeonjun. Era fresco y olía a menta. La melena castaña que caía sobre sus hombros se encontraba mojada, con algunos mechones rebeldes atravesados sobre su rostro. Los lunares resaltaban en su blanca piel y sus labios rosados se movían rápidamente por lo que era difícil seguirlos con la vista. A Yeonjun le pareció de las imágenes más hermosas que había presenciado.

— Si, me encanta. Porque eres tú, simplemente, mi Kai.

El castaño lo observó expectante con una sonrisa sincera pero complicada, todo lo que hacía cargaba con una dulzura hermosa.

Y así fue como sucedió. Sin que Yeonjun se diera cuenta, se encontró pensando en él mucho más de lo normal, inhalando la fragancia de su cuerpo, recibiendo suaves abrazos de despedida, con las manos del otro presionando su espalda, como si tuviera miedo de que se escapara.

Es así como le pertenecía a alguien una vez más, y nunca tuvo tanto miedo del futuro que en ese justo momento. Se había enamorado de nuevo.

Fragmentos de una Relación | YeongyuWhere stories live. Discover now